sábado, 9 de febrero de 2008

¡Que paren el mundo que me bajo, que va muy rápido!

No puedo con la wikipedia: ¡Que me la quiten! Con tanto tiempo vacío que llenar (mi jornada laboral es de 9.30 a 19.00, no me pidáis que lo comprenda) me pierdo en las infinitas conexiones que la Wiki ofrece.

El jueves todo empezó tras leer los blogs, como cada día, de Rafael Reig y Espido Freire en el diario Público online. Inciso para compartir que Espido me evoca - y siempre me evocará - el espidifén, mi medicamento predilecto para combatir el dolor de oídos: Espido - Espidifen - me duele el oído.

Bueno, Espido habló de lo mucho que le gusta el Libro de los Números del Pentateuco bíblico. Suena jibi, lo sé, pero servidora goza de demasiado tiempo libre (pagado) frente a un ordenador. Decidí, pues, informarme sobre el Pentateuco, y leí que con respecto al Éxodo (que narra la huida de los israelitas de la esclavitud en Egipto, conducidos por Moisés, y su posterior asentamiento en la bendecida tierra de Canaán), los estudiosos no se ponían de acuerdo acerca de cuándo se produjo el éxodo en sí. Y que, tras interminables investigaciones y deliberaciones, la gran mayoría de los que saben estiman que se produjo hacia el 1447 aC. Entonces he hecho un bello cálculo mental de escasa envergadura y puse un espejo frente a dicha fecha: 1447 dC = finales de la Edad Media. Y 550 años después existe la Wikipedia.

Dejando las frikadas (interesantísimas oye) a un lado, después de zamparme un plato de pasta directamente desde el tupper y empleando una cucharilla de café a modo de tenedor (nota mental: pedir calderilla para la compra inmediata de un plato y un set de cubiertos), salí como de costumbre a pasear y me tumbé al sol en un banquito frente a la Ofi. Sólo el sonido de un autobús recorriendo los fantasmales bulevares pozoleños logró despertarme del trance siestil en el que me había sumido sin darme cuenta. La verdad es que me hace bastante poca gracia el haberme quedado frita estirada todo lo larga que soy en un banco frente a la Ofi, seguramente babeando con la boca semiabierta.

Me incororé desorientada y no vi a nadie cerca, aunque seguramente alguien debió pasar durante los 40 minutos que soñaba con vidas mejores. Decidí actuar como si nada hubiera pasado, y volví a sentarme para terminar de leer La vida de un hombre innecesario (La policía secreta del zar) de Máximo Gorki. Sin duda alguna en este momento Gorki es mi autor. Recomiendo sin parar su autobiografía (Días de infancia, Entre la gente y Mis universidades). A quien le guste la narrativa social pura y dura que me haga caso.

Recomiendo también la bella página web http://www.iberlibro.com/, que supone un compendio de tantas librerías de segunda mano como queráis imaginar. No hay búsqueda de libro que se le resista, por muy descatalogado que esté.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Odio a Espido Freire. Insulsa. Tu no?

Muas

Peli

La chica automática dijo...

No he leído nada de ella (salvo que me estoy terminando su ensayo sociológico "Mileuristas. Retrato de la generación de los 1000 euros"), y no sé nada de ella como "artista" activista, o lo a que ella se dedique.
Me gusta su nombre, y la verdad es que la mayoría de sus articulitos en el Público o me atraen bastante o no entiendo ni pápa. Entre la brillantez (estilística sobre todo) y la pomposidad (estilística y temática).
"Mileuristas" me está poniendo los pelos de gallina más a menudo de lo que me había imaginado... Pero sí, tampoco puede decirse que haya descubierto el agua caliente.

Smuacas

Lu