sábado, 28 de abril de 2012

Don't look back in anger

Una vez, yo estudiaba guión de cine y tv en una escuela de cine. Entonces, un buen día el profesor de Producción nos contó la triste historia de cómo había adquirido los derechos audiovisuales de no se qué libro para hacer un peliculón. Pero para ello necesitaba pasta. Y había decidido que la mejor manera de hacer esa pasta sería sacándose de la manga una españolada tipo Torrente. Nos propuso a todos los estudiantes de Guión que escribiéramos una sinopsis de tres páginas con alguna historia chabacana, absurda y MUY comercial. De entre todas las propuestas escogió a cuatro de nosotros y formó su propio equipo de guionistas.

Obviamente yo no fui una de las elegidas para el triunfo. Y al poco tiempo me marché a Edimburgo. Una amiga mía sí fue una de las cuatro afortunadas y se pasó un año, o dos, trabajando en ese proyecto (que al final no cuajó) y desde hace años es guionista en la tele y además ha escrito y le han publicado su primera novela. Creo que está contenta con cómo se ha ido desarrollando todo este tiempo.

¿Qué hubiera pasado si hubiera sido yo una de esas escogidas guionistas? ¿Llevaría años también en la tele? Llevo sin ver la tele desde que me fui de Madrid. Lo que me angustia de verdad es: ¿qué otros asuntos sí conseguí y, en consecuencia, qué he dejado de hacer tras haber logrado ciertos objetivos?

No me extraña que se diga eso de don't look back in anger, a mí HOY me está costando muchísimo no mirar hacia atrás sin ira. De haberme puesto a escribir el nuevo Torrente, ¿estaría ahora mismo despidiéndome de Londres? No tiene pinta. Supongo que el pensamiento a seguir sería: habría pasado igualmente casi toda mi espectacular veintena en otro sitio, con otra gente. Pero me resulta inconcebible...

 Como dicen Astrud: ¿Qué hubiera sido de mí sin haberte conocido? ¿Quizás cantaríamos con otro desconocido? Quien sabe, ya lo he dicho: ¡algo cambió! 

martes, 17 de abril de 2012

Cartas a Ro

Querida Ro,

Lo primero que hice después de la última vez que te vi fue lavarme el pelo. Jamás podré estarte suficientemente agradecida por aquella foto que me hiciste, Gorki en mano y tan necesitada de champú + acondicionador.



Estoy en Londres, aquí sigo.

Tiempo: nublado. Espíritu: bastante bien.

Frente a mí una pareja se hace arrumacos, los observo a través del bote de ketchup. En este país compartir mesas es una bendición.

Hablemos de servilletas. Son muy necesarias, en casi cualquier situación es aconsejable tener una cerca. Creo que he dejado harto clara mi postura al respecto.

Las postales: me gustan.

Anoche vi Alien por primera vez en 30 años. ¡Oh Ripley! Menudo pelucón, Sigurni. Hay otros temas, diversos todos ellos, sobre los que podría explayarme. ¿Lo hago? ¿Sí? Hum, de acuerdo. Pues mira, solo tengo un vestido, no me lo pongo mucho. Lo compré en la tienda de segunda mano donde casi conocí a Khashima. Hoy he conocido a una pareja de abueletes. Me invitaron, vía email, a tomar café, y al final hasta me quedé a comer. Ella es polaca, él ingles. Les gusta el repollo rojo y a mí no tanto, pero a mesa puesta todo está exquisito. Soy una persona muy bien educada.

¿Qué más? A ver: ¿se te cayó alguna vez un muro encima? Mi padre dice que seguramente jubilen a Ana Blanco con la prontitud. ¿Y eso por qué?, pregunté yo.

Hay gente, decoradores y gente así más que nada, que usan latas viejas de aceitunas y encurtidos a la hora de planificar una sala. Como decoración, digo. En Nigeria la cosa está que arde, y mis compañeros de piso lloran, literal, si se ponen a pensar en lo nefastado que está todo en Grecia.

El día tiene 24 horas, pero hay a quienes nos parecen más. A veces me pasa que me acuesto y pienso: ¡madre mía! Si lo del gintonic es una moda, que venga dios y lo vea. Los carritos para bebés ocupan mucho tiempo y espacio de la comunicación. Habrás observado que esta carta es un poco más larga que de costumbre. Todavía no te he contado lo de la gente que fotografía a bebés: Ro, hay gente que fotografía a bebés. No solo sus padres, también otros familiares e incluso amigos. No creo que a los bebés les guste demasiado, aunque no me quita el sueño si ie soy sincera. Sinceramente esta carta termina aquí.

Com amor absoluto,

Lu

Londres, a 7 de abril de 2012.

lunes, 2 de abril de 2012

Life without oven

El otro día compré una biblioteca de 4000 libros de filosofía (cargar cajas, etc); hoy fui a la Tate Britain a recoger unos libros de arte que por el motivo X no pueden vender en su propia tienda; llevaba meses avisándonos pero hoy por fin se ha roto el horno; mi sensación de nudo en la garganta no sólo no desaparece sino que cada vez vuelve con más fuerza; anoche perdí uno de mis guantes de cuero bueno; hay fotos de una fiesta pero yo no recuerdo que se bailara la conga en ningún momento; mi cuarto de repente olía a productos químicos sin sentido y acabo de descubrir que era el horno y sus efluvios malignos; ¿realmente me da bastante igual el dinero?; me quedan tres semanas de bookshop y luego...; jolines; huele muchísimo al pescado que mi flatmate está carbonizando en una sartén dado que el horno ha muerto; me quiero fumar un cigarro; en inglés horno se dice oven y el prota de uno de los libros que me estoy leyendo se llama Owen; encontré un Pereira Declares y lo expuse en nuestra mesita de novedades pero de momento hoy no se lo ha llevado nadie; no es que me de igual que Tabucchi se haya ido, pero recuerdo que la muerte de Mastroianni me dio una pena enorme; tengo que terminar una corrección, ir al médico, mandar emails, meter el pato a la manzana en un tupper, pasar la aspiradora a toda la casa; TRANQUILIZARME; se supone que todo tiene sentido, que no pasa nada, que es avanzar, que Londres no se va a ir a ningún lado; se supone que al principio me costará más y que los comienzos nunca son fáciles, que el sol sale para todos y que mañana se compra un horno nuevo y punto.