domingo, 22 de diciembre de 2013

Dosmiltrece

Este año 2013 he vivido en Barcelona y Berlín. Visité Helsinki y el norte de Finlandia. Volví a Londres por una boda. Tuve caseta propia en la Feria del Libro de Madrid. Viajé en coche a Rügen. Decepciones: muchas. Sustos: alguno que otro. Novedades: todas.

Berlín es una ciudad muy tranquila. Mi amor por Londres sigue siendo insuperable, pero ya no me entra la congoja cuando en mi mente surge alguno de sus rincones. De los 31 libros que he leído este año, me quedo con el descubrimiento de un autor genial (que de momento voy a mantener top-secret) y con ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, de mi admirada Jeanette Winterson.

Hoy, al despertarme tras una noche de sueño de ofuscación profunda, sentía como si estuviera metida dentro de una cajita. Y eso significa una cosa: necesito recuperar a Patsy:




domingo, 3 de noviembre de 2013

Leer en aeropuertos

Últimamente los aviones y los Flughafens me deparan aventuras literarias que por fuerza se desarrollan en mi cabeza, sin opción de tirar de google. Solo existe lo que el libro dice, y lo que eso me provoque a mí.

Ayer volaba de Madrid a Berlín con escala de siete horas en Amsterdam. Siempre que voy a Madrid cojo de mis estanterías nuevos libros. Esta vez volví a Berlín con toda la obra en inglés del polaco Stefan Themerson y con un librito de relatos soviéticos editado en 1963. Compré este librito hace años en Londres, qué raro, y hasta ayer nunca lo había abierto. En total hay ocho historias, y el editor en la introducción comenta que podrían leerse cronológicamente, aunque sin duda él considera más acertado leerlas en orden de dificultad. Justo me estaba leyendo el primero - el menos difícil, que era bastante tonto la verdad - cuando una azafata me hizo entrega (yupi!) de un sandwich de queso y mayonesa que enseguida engullí mientras miraba por la ventana el paisaje de nubes. Al retomar el librito de pronto descubrí en la primera página la marca de un sello/tampón que dice:

IMPORTADOR
Editorial Alhambra, S.A.
MADRID

Qué curioso. El librito es un penguin naranja que compré en Londres pero que antes había sido importado a España por una editorial madrileña que a su vez tuvo que haberlo comprado en Reino Unido, en Londres casi seguramente (Made and printed in London, dice). Ha pasado los último dos años en casa de mis padres, en Madrid, y ahora lo he traído a Berlín y es harto probable que termine regalándoselo a un ruso que hay en mi clase de alemán, pues se trata de un librito bilingüe ruso-inglés y seguro que le hace mucha ilusión. Entonces, puede que el libro se quede unos años en Berlín, o que viaje a San Petersburgo con mi compañero, o que acabe en Italia, de donde es su Frau (del ruso). O en cualquier otro lado. 

Me gusta mucho que los libros tengan vida propia, por dentro y por fuera. Me gustaría también saber cual fue la historia de su vuelta a Londres tras su primer paso por Madrid. Editorial Alhambra, ¿existes aún?




lunes, 26 de agosto de 2013

Porque son los libros del verano, los libros de mi vida

Por aclamación popular (¡hallo, monstruo espagueti! http://monstruo-espagueti.tumblr.com/) me dispongo a recomendar algún que otro libro, pues ya toca. Este año, mis obligaciones editoriales por un lado, así como cierto "de aquí para allaísmo" por otro, son los causantes de que de enero a aquí solo me haya leído 20 libros, de los cuales 7 aún deben ser mantenidos en secreto máximo (uno de ellos mi prefe de todo el año sin duda) y 5 han sido informes de lectura que de vez en cuando me encargan; vamos, que solo he leído 8 por el más puro placer placentero. Y, de estos ocho, me cautivaron exclusivamente 2, a saber:

1. La gaznápira, de Andrés Berlanga.
Encontrar en una librería de segunda mano madrileña, Libros Libres, una novela de tapas verdes cuyo lomo contenía solo dos palabras, siendo una un artículo y la otra la impagable "gaznápira", como que te lo llevas y punto. Impresionante. Escrito en lo que podría considerarse dialecto guadalajarense (de Guadalajara, Castilla La Mancha), sigue la historia de la gaznápira, una muchacha que nace en un pueblo donde el tiempo lleva décadas detenido y que sueña con escapar de allí e instalarse en Madrid. Sin embargo, por mucho que lo logre sus modos pueblerinos siempre formarán parte de su ser, very much a su pesar. La sucesión de personajes (más de cuarenta) responde a una calidad literaria supina. Yo los echo mucho de menos. A todos.

2. La neblina del ayer, de Leonardo Padura.
Le explicaba a alguien hace unos meses a qué me dedicaba en cuerpo y alma en Londres, esto es, a ir por toda la ciudad con la furgoneta de la bookshop comprando bibliotecas que la gente por algún motivo (en especial: la muerte natural) ya no quería; y ese alguien, dejándome pasmada, me dijo: ¡Ay, como Mario Conde en La neblina del ayer! Obviamente me dirigí a la biblioteca más cercana. No conocía ni al autor ni semejante título infame. Pero resulta que el título es parte de un bolero muy importante que aparece a lo largo de toda la novela, así que no temáis. Es una lectura divertida y dolorosa a partes iguales, que habla de la Cuba actual, utilizando la jerga actual. Mario Conde es un detective, por cierto.

Y ahora dos libros que NO HE LEÍDO pero que sin falta leeré cuando me entreguen las gafas que tuve que hacerme el otro día. Ambos son del mismo autor: Jim Dodge:






Jim Dodge os gustará, amigos.

Y, para acabar, no quiero despedirme sin honrar la memoria del recientísimamente desaparecido: Slawomir Mrozek. Su colección de cuentos, El elefante, me parece insuperable.




viernes, 16 de agosto de 2013

Mañana no hay cole

Desde hace un tiempo (unos quince años) sueño MUY a menudo con mi colegio: con mis años allí (y yo hice en el mismo lugar desde prescolar hasta COU), la gente de allí, gente de ahora, o de antes pero que no eran de ahí, allí. La explicación inconsciente puede ser una u otra, pero eso no quita para que casi siempre sueñe cosas relacionadas con el colegio. Me parece significativo, cuanto menos.

Mi infancia-adolescencia fue la que fue, y el otro día le explicaba a alguien que en mi familia (viajábamos mucho en caravana por Europa en verano y Semana Santa) hemos pasado horas y horas encerrados en un coche de camino a algún lugar y, cada vez que el reloj digital del coche daba una hora tipo las 12:12 o las 23:23, alguien decía: ¡Mañana no hay cole! No sé por qué decíamos eso ni cuándo empezamos a decirlo. A día de hoy, viviendo cada uno en un lugar distinto, rara vez vamos en el coche juntos los cuatro; pero, si alguna vez esto pasa, y el reloj marca por ejemplo las 15:15, sin duda alguien salta: ¡Mañana no hay cole! Y nos entra la nostalgia. O al menos a mí me entra. 

Otros recuerdos que tengo asociadísimos a ir en el Seat Ibiza por Europa (y lloviendo) son las escuchas infinitas de dos casetes que nunca he vuelto a escuchar. Ya sabéis, por la nostalgia y eso.

El primero es el MUCHAS GRACIAS DE NADA de los Les Luthiers (aquí he puesto el clip de "La gallina dijo Eureka", pero la hora y media es espectacular y me la sé de memoria desde que recuerdo).

El segundo es el AMIGOS PARA SIEMPRE de Los Manolos (no pongo clip, pero mi canción prefe era la de Barcelona, mitad en catalán y mitad en castellano).

Y así pasábamos los veranos. Nunca vinimos a Berlín.

miércoles, 31 de julio de 2013

El Marina d'Or que nunca estuvo allí

Vengo de pasar tres días en Rügen, preciosa islita en la costa alemana del mar Báltico y número 340 en el ranking mundial de islas mayores de 500km cuadrados. 

(http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Islas_por_superficie. He perdido/ganado bastante rato/alegrías mirando este listado... ¡viajar archipiélagamente! Sobre todo quiero viajar a la isla de SALSETE, en la costa oeste de la India. Juro que se llama Salsete y parece ser que ostenta el puesto nº14 en el campeonato de "islas más pobladas de la Tierra": 15.1 millones de personas para 619km cuadrados; la verdad es que ya no quiero ir, qué agobio).


This is Rügen

Primer fallo: no haber reservado alojamiento con antelación. La ocupación hotelera era del 99% (me lo invento, pero seguro que rondaba ese porcentaje). Resultado: kilómetros y más kilómetros de un pueblito a otro - paisaje espectacular al menos - en busca de ZIMMER FREI, o habitaciones libres, que bajaran de los 120 EUR la noche. ¡Demasiado tiempo perdido en estos menestares del pernoctar en lugar de haber pasado más horas en las playas! Efectivi: en Rügen hay playas. Y bosques. Y trigales. Y Parques Nacionales, como el de Jasmund, famoso por sus acantilados de piedra blanca y el peligro constante de desprendimientos rocosos y, por tanto, de muerte por aplastamiento. Es una isla estupenda a pesar del peligro.


Trigal

Jasmund Naturpark

Jasmund Naturpark

Jasmund Naturpark

De haber sabido que existía, habría estado bien quedarse en el albergue que hay en Prora. O si no en Binz, localidad costera que me recordó mucho a Santander por lo blanquito de sus casas, por su turisteo más bien pudiente y por la ausencia total de no-alemanes. Bueno, esto en todo Rügen. A diferencia de Berlín, solo pude escuchar español cuando en el coche poníamos a Julieta Venegas.


Playa de Binz

Playa de Binz con sus típicos asientos

Casa típica de Binz

Sallin, un Brigthon de arena blanca

Pero yo quería hablar de Prora. 
Yo no sabía que existía Prora.




Prora es una pequeña localidad playera entre Binz y Sassnitz donde Hitler decidió levantar su propio Marina d'Or: más de cuatro kilómetros de barracones que debían albergar a 20.000 trabajadores nacional socialistas con cerebro frito. Pero antes de que llegara a ser inaugurado, Hitler hizo de las suyas e invadió Polonia. El resto es historia. Y Prora, que como complejo ocioso-arquitectónico no tenía la culpa de nada, se quedó sin ser Marina d'Or. A veces hizo las veces de campos de entrenamiento militar, pero en general fue abandonado. A día de hoy se conservan todos los barracones y verlos tan juntitos da cierto yuyu. Algunos se han reconvertido en un albergue. También hay un camping, una escuela de surf y windsurf y un campito de voleibol. Está a dos minutos de la playa.


Playa de Prora









lunes, 17 de junio de 2013

Cartas a Ro

Querida Ro,

La angustia vital se agolpa en mi pecho cual pececillo colorado en busca de cebo sin anzuelo. Llevo semana y media encerrada en un parque que tiene poco césped y más arena; vendiendo libros. Es llamativo a la par que extenuante tanto estímulo visual, sobre todo el relativo a la gente cuyo gusto al vestir es, cuanto menos, incierto. Libros tampoco he visto tantos. Mejor así. Tengo mucho por leer ya y, sobre todas las cosas, demasiados largos de piscina por nadar y bucear. Mi bañador negro está un pelín desgastado, y al parecer transparenta algo. Mejor así.

Te hablaré de los fans: Ro, hay fans. Fans de gente que sale por la tele y por eso la gente que los ve en la tele se hace fan de ellos. No tiene más misterio. Entonces, esta gentuza que sale por la tele, a veces hasta escribe libros, y luego sus propios editores, que en teoría los quieren bien, se dedican a explotarlos malamente y los ponen a firmar en las casetas-invernadero que pueblan el ya mencionado parque más arenoso que cesposo. Los fans se agolpan alrededor de las casetas, como se agolpaba en mi pecho hace un rato la angustia vital.

Very best wishes,
Lu

Madrid, a 16 de junio de 2013

miércoles, 24 de abril de 2013

Fech-itis

El 23 de abril de 2008 aterricé en Londres para quedarme. El 23 de abril de 2013 aterricé en Barcelona para ¿quedarme? Ja! Que te has creído tú eso. Yo es que soy muy de las f-e-c-h-a-s, y me descubro, una y otra vez, tomando decisiones bastante importantes alrededormente del Día del Libro. O, como se ha llamado este año: Sant Jordi. Anteanoche regalé mi primera rosa. Y anteanoche me regalaron mi primer libro de Sant Jordi (Roald Dahl's George's Marevellous Medicine).

Anteayer, también, en una librería de segunda mano internacional de Berlín, compré El juego de la lógica, de Lewis Carroll, en edición antuigua muy linda de Alianza Editorial. Lo empecé inmediatamente, mientras disfrutaba de una cervecita en la terraza del Ankerklause que da al canal.

Ayer, al retomar su lectura en el avión, encontré en la última página una pequeña inscripción: Berta, abril 1984.

Y yo, que soy muy de las fechas, pienso que mucha gente importante en mi vida nació en ese año. Mi hermano, sin ir más lejos. En abril de 1984 yo tenía dos años y seis meses, mi hermano tenía tres meses y Berta, oh Berta, leía sobre la lógica carrolliana.

Compré el libro en Pequod, en el barrio de Neukölln. En Barcelona, en el barrio de Gràcia, hay otra librería llamada Pequod. Y justo anoche quedé allí, en la bodega junto a la Pequod barcelonesa, con unos amigos traductores para celebrar Sant Jordi, ponernos al día y, acto seguido, acudir a la fiesta que con motivo del Día del Libro organizó un conocido grupete de editoriales independientes en el café Salambó.

¿Salambó? ¿Berta? ¿Marta? ¿Flaubert?

Anteayer, en la Pequod berlinesa, junto al libro de Lewis Carroll, encontré una edición no muy espectacular (de esas que regalaban antaño los periódicos) de la Gramática parda de Juan García Hortelano. Al final decidí no llevármela, pero sí leí de un tirón la introducción firmada por Jose María Guelbenzu, en la que explica cómo la novela de Hortelano es una suerte de juego y estudio sobre la propia gramática.

La protagonista, Duvet, es una niña parisina que no tiene edad de saber leer ni escribir, que de hecho aborrece la idea de tener que aprender a leer, pero esto no quita para que ella quiera ser Flaubert. Su madre, en cambio, no quiere que su hija sea Flaubert, quiere que se dedique a algo que le vaya a reportar un mayor poder adquisitivo, como la publicidad, por ejemplo.

En palabras de Alfredo Deaño, la lógica Lewis Carroll es un ejercicio sobre lenguaje y metalenguaje llevado hasta el delirio: 


     << El nombre de la canción se llama 'Haddock's eyes'>>.
     << Asi que ese es el nombre de la canción, ¿no?>> -preguntó Alicia, que comenzaba a sentirse interesada.
     << No. Veo que no me entiende. Así es como se llama el nombre. El nombre en realidad es 'The Aged Aged Man'.>>
     << Entonces lo que tendría que haber dicho -dijo Alicia corrigiéndose- es que así es como se llama la canción, ¿no?>>
     << ¡No! ¡Es algo totalmente distinto! La canción se llama 'Ways and Means': pero eso es solo lo que se le llama.>>
     << Bien. Entonces, ¿cual es la canción?>> -preguntó Alicia, que a estas alturas se hallaba ya sumida en completa perplejidad.
     << A eso iba -dijo el Caballero Blanco-. En realidad la canción es 'A-sitting On a Gate'.>>


El librero de la Pequod berlinesa me contó que el libro de Lewis Carroll que me llevaba había pertenecido a un chileno que vivía en Berlín desde 1979 y quien, tras una bronca marital, tuvo que escoger entre su mujer o sus libros.

Vaya palo de decisión... Los libros nunca te abandonarán, si acaso tú a ellos. Pero los libros no te abrazan por las noches, ni se levantan a las seis de la mañana para prepararte un zumo de naranja.

sábado, 9 de marzo de 2013

Lo que las muchachas estudiaban en 1958

Extractos de Economía doméstica para bachillerato y magisterio (editado por la Sección Femenina): 

Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese a casa. Especialmente su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos, Habla en tono bajo, relajado y placentero. Prepárate: retoca tu maquillaje. Coloca una cinta en tu cabello. Hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite un poco más de ánimo, uno de tus deberes es proporcionárselo. Salúdale con una sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle. Escúchale, déjale hablar primero, recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos. 

Durante los días más fríos deberás encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a él. Después de todo preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa. Nunca te quejes si llega tarde, ni si sale a cenar a otros lugares de diversión sin ti. Intenta en cambio comprender su mundo de tensión y estrés y sus necesidades reales. No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones, su juicio o integridad. Recuerda que él es el amo de casa.

Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser demasiado insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres.

Una vez que os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño. Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama, si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello espera a que esté dormido, ya que esto podría resultar chocante para un hombre a última hora de la noche. En cuanto respecta a relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales. Si él tiene necesidad de dormir no le estimules ni presiones su intimidad. Si tu marido sugiere la unión entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando llegue el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar. Si tu marido te pide prácticas sexuales no usuales sé obediente y no te quejes. Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo. Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él. Esto te permitirá tener una taza de café preparada para cuando despierte.

(encontrado en El síndrome de Maripili, de Carmen García Ribas)

miércoles, 27 de febrero de 2013

Canibalismo Divertido

Enfermedad y pobreza
Raspa de pescado, y cabeza,
Boiling for a whole hour
Y luego añadir arroz.

Acelgas con pasta de almendras
Fue la receta arguiñánica de hoy.
Pero yo me debo a las raspas,
Que además son buenas para el catarro.

Una amiga se fue a Guayaquil.
La otra se quedó en Madrid.
Yo me hago fotos con la Sagrada Familia
De fondo. Y se las mando.
Porque no las odio.

La teoría del factor T
Supone que Necessity + Dislike = Tragedy.
Y explica cómo los integrantes de una tribu
Odiaban comer tomates,
Pero eran su única fuente de vitamina C.

Así que se inventaron que matar estaba bien,
Si se mataba a los de la tribu vecina,
Que no odiaban comer tomates.

Por eso los de la primera tribu mataban,
Aunque matar no les gustara.
Pero era necesario
Para obtener vitamina C
(comiéndose a los de la segunda tribu)

¡CANIBALISMO DIVERTIDO!
Y NECESARIO
Y ACEPTADO 
Por cuestiones de supervivencia.

Y así están las cosas.

viernes, 1 de febrero de 2013

De moviendis


Quieras que no, esta es la tercera vez que vengo a Helsinki: a finales de 2008 hice escala aquí en un vuelo Londres-Beijing, y viceversa; en 2010 vine a visitar a mi madre, que pasaba un trimestre como conejilla de indias para la hipotética creación de becas Erasmus para profesores universitarios; y hoy, 31 de enero de 2013, he venido - vía Berlín - para coger un tren y pasar unos días un poquito por debajo del Círculo Polar, en una casa idílica y dispuesta a gastar muchos cartuchos de tinta.  


La casa


Anoche terminé de ver Homeland y la serie me parece bastante poco brillante, aunque enganche. Lo mejor, sin duda, la imitación de Anne Hathaway (a quien amo desde que vi, precisamente en Beijing, The Devil Wears Prada) en el Saturday Night Live.

Echo de menos pasarme los días entre libros. Abrir cajas, hacer cajas, cargar cajas de un lado a otro. Desde aquí hago un llamamiento poco discreto: ME OFREZCO PARA TRABAJAR REMUNERADAMENTE ESTE SANT JORDI. Nunca he vivido un Sant Jordi en Barcelona, and I really look forward to it. Un montón. Tampoco he ido nunca a Nueva Zelanda, pero devoré en su momento On trying to keep still (De los intentos de permanecer quieto, Circe 2007), de Jenny Diski, y sé que algún día...



En este libro además de a NZ también viaja a Laponia, cerquita de mi destino mañana


Una vez, en mi adolescencia, fui con mis padres y mi hermano al Cabo Norte (el Finisterre noruego). Era agosto, o julio, y hacía una rasca que pa qué. Alquilamos una cabañita de madera y no se hacía de noche nunca. Cuando vivía en Edimburgo tampoco oscurecía del todo en verano, y despertarse a las cuatro de la mañana porque (en el UK no hay cortinas) la luz entraba de pleno en tu cuarto, chequear la hora y descubrir que te quedaban aún cinco horas de sueño, me procuraba una felicidad suprema cada madrugada.

No me quejo, ¡eso nunca!, y el frío no me importa. Pero a veces me planteo plantearme la existencia en climas cálidos, todo el día en chanclas y bañador... AY!