viernes, 19 de octubre de 2012

Tragar palabras, comprar cosas

Yo, que del UK una de mis cosas preferidas es el concepto de "segunda mano" para todo (charity shops, flea markets, second-hand shops, car boot sales, vintage shops, Sunday markets...). ¡Yo! que siempre digo lo mismo para explicar cómo encuentro la mentalidad española en cuanto a que todo tenga que ser siempre de primera mano: en España, si alguien necesita una taza, coge el coche, hace los kilómetros que sea y se planta en Ikea. YO, ¡YO!, ¡YO HE IDO A IKEA!

Con mi escaso dinero entrante no me ha quedado otra opción.

Necesitaba

- Un edredón
- Una almohada
- Un cazo

No necesitaba:

- Una mantita
- Dos cuadernos
- Albóndigas congeladas
- Una bombilla
- Paños de cocina
- Un juego de toallas

Lo que NO he comprado:

- Una taza. Y eso que mi tacita verde, mi preferida en este mundo cruel y difícil (sí, llevo poco tiempo en esta casa, pero soy de encariñamiento fácil) ha desaparecido. ¡COMO CUÁNDO PERDÍ LOS PARQUES! Era perfecta, la tacita, para el café del desayuno. Desde hace un día (hoy) me ha tocado desayunar un café en taza inmensa, ideal para un buen colacaíto pero no para un café. En Ikea había muchas, ninguna tan bonita como la mía verde, pero mi conciencia no me ha dejado comprar ninguna. Si a partir de ahora explicara la mentalidad española en cuanto a la segunda mano utilizando como ejemplo otro objeto... como una bolsa absurdamente gigante de velitas perfumadas. ¿Quién quiere eso? ¡Con lo fuerte que huelen! ¡Y en cantidades tan ingentes!

Recién terminé un libro estupendo en el que la autora sin parar escribe palabras en mayúscula, como si gritase, porque está MUY enfadada. Me ha gustado mucho. Ja veurem.

Highlight de la visita: volvía yo del Ikea al metro cargada cual mula hasta arriba de cosas necesarias/innecesarias cuando me topé con un señor de unos trescientos años, give or take, que se enfrentaba con angustia y alegría a la fatigosa tarea de depositar cada pedacito de basura que portaba en sus múltiples bolsas de plástico en el contenedeor reciclatorio correspondiente. Lo he querido mucho, pero no pude detenerme too much a observarlo, pues las fabes con almejas que hice hoy para comer cabalgaban del estómago a la garganta en plan rollercoaster emocional. (Pista: almejas que ayer me vendieron como frescas en realidad no lo eran. FENOMENAL).

miércoles, 10 de octubre de 2012

Do I look like a boy?

El otro día volví a ser modelo de peluquería... ¡si es que me ponen a huevo el echar tantísimo de menos Londres! (aunque vengo de pasar 24 horas exácticas en Sitges, y en Londres no te puedes bañar en bolas en el mar un 10 de octubre, seguido de tinto de verano en terraza y cuerpo con olor a sal... ¡Decisions, decisions!). Decía que echaba de menos la escuela de Vidal Sassoon donde tantas veces me dejé poner en manos de estudiantes temblorosos que terminaban por no atreverse a meter mucha tijera y al final era el propio profesional "sassoon" el que me dejaba ideal con un haircut à la Bob. 

Que digo que España está a años luz de otros lugares, y no en la forma solo, sino en el contenido. De entrada, la forma. No puedes, ni debes (pero haz lo que te apetezca) ser peluquera y llevar esas pintas, esas mechas, esas zapatillas. Me paso, un poquito de perdón. Pero el contenido: nos llevamos las manos a la cabeza cuando un cafre dice en plena cumbre que las mujeres están para ser violadas, pero de las 22 alumnas que la otra mañana asistían a la clase magistral de cortes de pelo, no vi a NI UNA exasperarse, sino más bien descojonarse, cuando el profe, macho bigotudo, les espetaba perlas tales como:

- El color negro es femenino, no masculino, por eso es el color favorito de los gays (al decir "el color favorito de los gays" puso voz de pito mientras hacía gestos absurdos con las manos).

- ¿Sabéis lo que es el eco?

- ¿Vivís con un hombre porque os paga?

Yo no daba crédito, pero tenía la cabeza metida en el bidé de pelo ese infernal de las peluquerías porque me lavaban el pelo a la vez que me maquillaban como a una puerta. Fue duro. No sé, me habré britanizado, pero las confianzas que muchas veces se toma aquí la gente me frenetizan. No me dan risa, muy al contrario. El subtexto está ahí, a la vista de todos, aunque vaya dsifrazado de guasa.

lunes, 1 de octubre de 2012

Y el pelo lleno de talco

Hoy hace 5 meses exácticos que me fui de Londres. Mind you, lo llevo regulero. Aunque salga de cañas all the time, aunque por fin hayamos publicado a Daniil Jarms , aunque Patsy esté aquí conmigo. Por supuesto.

Un domingo cualquiera en Londres it very well could have been comer un Sunday roast con los amigos, ir al pub con el Compi, o con Elena, desayunar a las tres de la tarde con los flatmates; incluso otras cosas ya más de desnudarse.

Este domingo cualquiera decidí pasarme por una feria de libro viejo y autorregalarme algo, pero no encontré nada. Seguidamente acudí a la peña del Monopol para ver el Espanyol - Atlético en el propio campo espanyolista, comiendo pipas, tragándome el pestazo a Ducados de los vecinos y comprobando que el fútbol es glamuroso solo por la tele. Yo no iba con ninguno de los dos equipos, y no me gusta mucho cuando me siento así, en tierra de nadie.