miércoles, 31 de julio de 2013

El Marina d'Or que nunca estuvo allí

Vengo de pasar tres días en Rügen, preciosa islita en la costa alemana del mar Báltico y número 340 en el ranking mundial de islas mayores de 500km cuadrados. 

(http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Islas_por_superficie. He perdido/ganado bastante rato/alegrías mirando este listado... ¡viajar archipiélagamente! Sobre todo quiero viajar a la isla de SALSETE, en la costa oeste de la India. Juro que se llama Salsete y parece ser que ostenta el puesto nº14 en el campeonato de "islas más pobladas de la Tierra": 15.1 millones de personas para 619km cuadrados; la verdad es que ya no quiero ir, qué agobio).


This is Rügen

Primer fallo: no haber reservado alojamiento con antelación. La ocupación hotelera era del 99% (me lo invento, pero seguro que rondaba ese porcentaje). Resultado: kilómetros y más kilómetros de un pueblito a otro - paisaje espectacular al menos - en busca de ZIMMER FREI, o habitaciones libres, que bajaran de los 120 EUR la noche. ¡Demasiado tiempo perdido en estos menestares del pernoctar en lugar de haber pasado más horas en las playas! Efectivi: en Rügen hay playas. Y bosques. Y trigales. Y Parques Nacionales, como el de Jasmund, famoso por sus acantilados de piedra blanca y el peligro constante de desprendimientos rocosos y, por tanto, de muerte por aplastamiento. Es una isla estupenda a pesar del peligro.


Trigal

Jasmund Naturpark

Jasmund Naturpark

Jasmund Naturpark

De haber sabido que existía, habría estado bien quedarse en el albergue que hay en Prora. O si no en Binz, localidad costera que me recordó mucho a Santander por lo blanquito de sus casas, por su turisteo más bien pudiente y por la ausencia total de no-alemanes. Bueno, esto en todo Rügen. A diferencia de Berlín, solo pude escuchar español cuando en el coche poníamos a Julieta Venegas.


Playa de Binz

Playa de Binz con sus típicos asientos

Casa típica de Binz

Sallin, un Brigthon de arena blanca

Pero yo quería hablar de Prora. 
Yo no sabía que existía Prora.




Prora es una pequeña localidad playera entre Binz y Sassnitz donde Hitler decidió levantar su propio Marina d'Or: más de cuatro kilómetros de barracones que debían albergar a 20.000 trabajadores nacional socialistas con cerebro frito. Pero antes de que llegara a ser inaugurado, Hitler hizo de las suyas e invadió Polonia. El resto es historia. Y Prora, que como complejo ocioso-arquitectónico no tenía la culpa de nada, se quedó sin ser Marina d'Or. A veces hizo las veces de campos de entrenamiento militar, pero en general fue abandonado. A día de hoy se conservan todos los barracones y verlos tan juntitos da cierto yuyu. Algunos se han reconvertido en un albergue. También hay un camping, una escuela de surf y windsurf y un campito de voleibol. Está a dos minutos de la playa.


Playa de Prora