martes, 6 de enero de 2009

Día de Reyes

Desde que volví de Madriz, el mismísimo día 1 (Año Nuevo, Londres Nuevo), he estado viviendo en la inopia más inocente.

Para empezar me tocó trabajar cual pringada desde el día 2. Siempre suelo llegar diez minutos tarde, no sé evitarlo, y resulta que he estado llegando, tres días seguidos, una hora y diez minutos tarde. En mi casa me decían "vas a llegar tarde", y yo no entendía qué mosca les había picado, por qué de pronto se preocupaban de si cumplía o dejaba de cumplir mis horarios. Y en la librería, como de costumbre, precedía mi good morning con un sorry I'm late, good morning. Respondían que no me preocupase, que entendían que por una vez que hacía sol hubiera preferido vagar por Londres con mi bici. Yo les decía "yes, yes", como a los locos. ¿De qué hablaban? El tercer día lo comprendí: llevaba todo 2009 viviendo con una hora de retraso. Al llegar a España decidí no adelantar la hora en el móvil británico, pero al volver a Londres me debí olvidar de este detalle y retrasé el móvil una hora. A todos les hizo mucha gracia, menos a mí: ¡he perdido tres horas de mi vida!

Otra inopiada ha sido Reyes. Con vergüenza y pesar reconozco que al final he caído en la caca esa del faceshite, y ayer la gente no hacía más que hablar de limpiar zapatos y ver cabalgatas. ¡Esta noche es Reyes!, grité un tanto histérica a mis flatmates. Sigo viviendo con dos griegas y una alemana, pero el griego y el francés se han marchado y en su lugar tenemos a un galés y a un escocés. Estas cinco personas con las que convivo no sólo no celebran Reyes sino que incluso desconocían la festividad. Así que esta mañana me he levantado dando un salto mortal, me he quitado el pijama sin usar las manos y he desayunado tostadas con fuagrás. ¡Quiero un roscón!

Aprovechando que tenía, por fin, el día libre, he decidido irme de viaje al oeste (o las aventuras de una reina muy mona). Me refiero al oeste de Londres, mi antiguo barrio. Desde Hackney he bicicleado por el canal hasta Kings Cross y de ahí todo derechito hasta Notting Hill. Mi aspiración de encontrar un roscón en la churrería española que hay cerca de Paddington ha sido un sonado fracaso. Tan sólo he logrado permeabilizarme con un olor a fritanga harto prescindible.

Una vez en Portobello Road he optado por hacerme un par de regalos, y me he invitado a comer en un libanés y acto seguido me he comprado lo último de Aimee Mann, Kathleen Edwards y Lucinda Williams. Luego he cogido la ruta que antaño protagonizaba a diario, cruzando Kensington Gardens, Hyde Park, Buckingham Palace, Westminster, y he aprovechado para visitar a mis antiguos compis del BFI (British Film Institute). Hace un frío angustioso, pero aún así los puestos de libros que hay frente al BFI y bajo el puente de Waterloo estaban abiertos.

Hacía un montón que no veía a mi librero favorito, Adam, quien nada más verme aparecer me ha dicho que eligiera un libro como regalo de Reyes. No ha sido fácil, pero por fin poseo The heart is a lonely hunter (Carson McCullers).


En el BFI aún trabajan algunas caras conocidas y, aunque ya no sirven Hoegaarden, me han invitado a un hot chocolate que ha sido como una bendición de calor y sabor intensos.

Y todo esto sin limpiar All-Star de palo alguna.

5 comentarios:

Jorge dijo...

Por acá cuatro roscones (padres, hermana, tíos y casa de amigo para rol con dulce incluído). ¿Y de verdad se pierden las horas? Ya las recuperarás en algún momento. Y "El corazón es un cazador solitario"... madre del amor hermoso qué novela... como "La balada del café triste"...

"El amor en todo caso es una experiencia en la que siempre conviven lo cómico y lo sublime."

Feliz año, guapa.

ps. Mis únicos libros son los autoregales que me he hecho. Los relatos del padre Brown y una novela muy negra de Fred Vargas. A disfrutar con los crímenes.

Mangamoncio dijo...

Al principio me había parecido leer FBI. Hubiera sido acojonante...

A mí me han caído seis libros para Reyes. Qué felicidad.

La chica automática dijo...

Jorge, menudo acaparador de dulces. ¿Te tocó la figurita en alguno? The ballad of the sad cafe: bello. Feliz Año compi.

¿Te imaginas? Ná, que pasaba a saludar a mis antiguos compis de la CIA, y me han invitado a un par de secretos internacionales. Molaba. ¿Libro chupis Mangamoncio?

La Abutrí de Getafe dijo...

Jolines,yo estoy de roscones hasta el moño y más allá!!.
Entre vispera de reyes y reyes han caido tres,con la consiguiente mala suerte de que me ha tocado el haba!.
Pero en el amigo invisible me cayó un buén regalo...El diccionario del diablo.
Lo que me he reido con este libro!.

Jorge dijo...

Respondiendo a su pregunta: de los cuatro roscones... dos habas. Con sus caritas y sus sonrisas y todo... Y los dulces no los acaparo, me los encuentro delante.