lunes, 26 de julio de 2010

Ludopa-tí

Querida Ro,

¿Has conocido a algún ludópata en tu excitada vida? Yo a un par, de oídas, hasta que llegó Peter (le llamaré Peter en clave, para proteger su intimidad). Peter (que en realidad se llama Peter) es uno de nuestros más constantes regular sellers. Atenta, lee con atención que he dicho "seller", no "customer". Nos lo vende todo el tío, así a grosso modo unos mil libros al mes. Siempre libros nuevos e interesantes, no bazofias cuasi-desintegradas como otros sellers.

El problema es que NO HAY VEZ QUE NO nos deba pasta. La cosa funciona así Ro (¡hey! no queda ná pa tu boda, ni para que nos tomemos unos mojos en Madrid!!): una vez, allá en la era primaria, trajo sus famosas bolsas ultrarresistentes del Marks & Expensive repletas de libros bellos, desde Sociología a Teatro. ¡Una gozada de bolsas! Lo primero que pide siempre son 10 pounchis (libras esterlinas Ro) para pagar al taxi en el que vino con dichas bolsas... ¡Falacias! Viene de la casa de apuestas a la vuelta de la esquina. Lo sé porque llevó aquí más de dos años (dos años, bufff, y divina que estoy ¡hombre ya!) y me lo he encontrado saliendo del William Hill - betting shop - unas 34734848439 veces. Apunte: no es que yo estuviera allí también, pasaba por delante. Desde aquellas vez que aposté toda mi ropa en una oscura partida al UNO, ¿te acuerdas?, no he vuelto a jugármela.

Le damos los 10 pounchis (pounds, Ro, pounds), corre a "pagar el taxi" y a los diez minutos vuelve con más bolsas y pide por esa boquita: ¡¡250 pounchis!! Me recuerda a las girl-scouts pijas de La tropa de Beverly Hills - peliculón - cuando se envalentonan y gritan "¡Queremos mil cajas!" (de galletitas, para venderlas de puerta en puerta).

Lo normal, querida amiga, es que la gente venga con sus libros, los valoremos y les ofrezcamos una cantidad, casi siempre irrisoria para ellos pero necesaria para nosotros. Luego aceptan o no. Pero con el bueno de Peter las cosas no funcionan así. Él deposita sus bolsas cargadas de tesoros, pide una cantidad desorbitada, se le da sin rechistar y ya luego haremos la valoración.

Pues claro Ro, pero antes de eso, ¿de dónde saco yo 250 pounchis? Pues de donde sea. Arramplo la caja, el cajón secreto donde se guarda el dinero que en algún momento molaría que el Jefe ingresara en el banco para que así cobremos a fin de mes (no quiero hablar sobre esto). Aún así a veces no nos llega y no han sido una ni dos las veces que nos ha tocado sacar dinero de nuestras propias cuentas (la mía, la del Compi, la de la Polaca...). Hace MUCHO que nos negamos a esta tercera opción. Porque el tío, Peter digo, es un cretino que viene sudando descompuesto desde las apuestas y no puede perder ni un segundo, ¡el próximo juego va a empezar!. Por supuesto él dice "¡venga dáte prisa que el taxi está en doble fila!". Nadie dice nada. Procuramos hacer las cosas lentamente para que no haya errores. La desesperación de Peter suele alcanzar cotas muy graciosas. Cuando se va, valoramos los libros y SIEMPRE nos ha mentido. Nos ha dicho que todas esas bolsas llegarán a los 300 pounchis (la moneda de aquí Ro, si vinieras a visitarme lo entenderías) o a cualquier otra cifra superior al dinero que ya le hemos dado de antemano, pero NO, suele quedarse corto, bastante corto. Nos debe dinero sin parar. Y entonces es hora de que las apuestan echen el cierre por hoy y nos llama muy compungido porque su abuelo se ha muerto - tres en el último mes - o se ha torcido el tobillo y no puede caminar - pues cari ven en taxi - o cualquier otra excusa churrusca. No vuelve hasta pasadas varias semanas y durante todo ese rato hay un post-it en la caja que dice "Peter nos debe tanto". Y a las varias semanas regresa y vuelta a empezar. Lo que más me molesta, ea, es su actitud, ¿eh?. Por lo demás toda la transacción peteriana en sí me parece muy divertida.

Ya lo sé Ro, no tenemos ni la más remota idea de dónde saca los libros. Ni dónde los esconde mientras está en la casa de apuestas. Te juro que le hemos seguido y jamás se vio un taxi por los alrededores. Hummmm, sospechoso much?

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