martes, 1 de septiembre de 2009

Sin título

No aspiro a escribir Guerra y Paz II. Ni siquiera he leído Guerra y Paz I, ni me lo planteo. ¿Qué prefieres vivir o leerte enterito En Busca del Tiempo Perdido? Creo que mi madre se lo leyó de joven y ahora, a los cincuenta y pico, ha decidido volver a hacerlo. No sé qué tipo de pecados pretende purgar con semejante penitencia. También leyó hace poco La Montaña Mágica, y mira que yo me dedico a regalarle buenos títulos (obviamente no digo que las tres obras maestras que acabo de citar no sean lo más, que nadie se altere) de vez en cuando, pero ella erre que erre con sus bodrios. Un día le pedí que me recomendara algún libro que le hubiera encantado cuando ella tenía mi edad - entonces 23 - y me trajo La Playa, de Pavese. No me gustó nada. Igual que el El Último Verano de Klingsor, de Hesse, que ni siquiera terminé. No sé cómo lo hago pero tengo la impresión de que los libros ambientados en los meses estivales, o los que me leo en verano sin más, no suelen convencerme demasiado. Menuda chorrada me acabo de inventar, jaja. Es sólo que estaba pensando en aquel veranillo endiablado que me puse a tope con la Etxebarría. También no sé qué maldades debí tratar de expiar. Soy digna hija de mi madre.

¿Quién no ha leído alguna vez a la Etxebarría? Me twice: Amor, Curiosidad, Prozac y Dudas y Beatriz y los Cuerpos Celestes. No recuerdo muy bien ninguno de los dos; la forma ni pensarlo, y el contenido malamente. El primero lo leí cuando fue adaptado para la gran pantalla. La hermana mediana estaba interpretada por una actriz que en su momento me encantaba: Rosa Mariscal, la Andrea de Hospital Central. Serie horrorosa donde las haya pero que yo me tragaba rigurosamente cada jueves sólo por verla a ella, su cara. Desde entonces, además, cada vez que trato de escribir alguna historieta seria el personaje femenino principal se llama Andrea.



Mira qué maja

Beatriz y los Cuerpos Celestes me fue recomendado tantas veces y por gente tan variopinta que un día no pude más y lo compré. Me lo sugerían porque va de Les We Can y la mitad sucede en Edimburgo. Me gustó poquito la verdad. O no logré sentir empatía alguna por nada ni nadie. Para empezar, en el primer capítulo la prota se marcha de Edimburgo tras varios años estudiando algo allí y describe la pena tan grande que siente al dejar atrás para siempre Lothian Road, y enumera una serie de comercios en la mencionada calle... ¡MAL! ¡Todo eso no está en Lothian Road sino en Princes Street! Y para alguien que no logra(ba) sacarse Edimburgo de la cabeza: tocaya la has cagao, hablando mal y pronto.

Sin embargo, la mujer sigue escribiendo, y viviendo de escribir, y la gente compra sus novelas, y hasta las recomiendan. ¿Por qué no es Carlos Pujol, por ejemplo, un best-seller, con ese dominio tan imponente que gasta del castellano? ¡Es posible!

Suelo echarme en cara a menudo (soy muy dramática) que leo demasiada literatura extranjera y muy poquita española, pero es que me atrae más. Prejuicios míos, claro. Por eso, si desde aquí alguien me está escuchando, os pido recomendaciones decentes de españoladas actuales que casi seguro desconozco porque tengo el chip en otra parte desde hace harto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te sigo leyendo!!!!! (ahí va la amenaza) y de forma puntual.
Solo que no siempre te dejo un comentario con mis
impresiones,
sentimientos,
vibraciones
u opiniones
al respecto de tus ingeniosas narraciones
(este poemita para tu colección de inéditos)
porque soy un poco reservada (reservada para momentos de intimidad y cabreo).

Es verdad que no hay más "cartas a RO"? Con lo que me relaja leerlas y lo muy mucho que me gustan.

Bueno mi automatiquísima y queridisima, espero que todo vaya deluxe por londres, yo me he mudado hace poco a Lavapiés y mi vecino de abajo me saluda todos los días -hola viecina-, me encantan estos dialectos de Madrid.

Con admiración
Un besote
Babette/Sarandon

La chica automática dijo...

Yo odio a mi vecino de abajo. Tiene la tele a tope 24 horas y lo único que consigo al quejarme es que me cierre la puerta en las narices... Estuve en Lavapiés el otro día, en el Aguardiente, gran lugar. Besos.

Pequeña Piltrafas dijo...

la etxebarría a los perros.....¬¬


(un redoble y plato de ingenio nocturno)

Siempre tu fan