miércoles, 8 de octubre de 2008

The Celestine Prophecy

Es simple casualidad que durante el descanso para comer de hoy (una pasta con atun divina que prepare ayer noche tras llegar del pub), mientras leia la Carta con Respuesta de Rafael Reig en Publico.es (hablaba sobre toros y fuagras), me entraran unas ganas inmensas de devorar el pate la Piara que el otro dia compre en el Garcia's de Portobello, y justo entra Polaca II en la habitacioncilla trasera (donde comemos, vagueamos y lo que haga falta), comenta el buen olor que desprende mi comida y me ofrece a continuacion un poco de la suya: tostadas con pate polaco??????

Desde que un compi en Cou me regalara por el Dia del Libro Las Nueve Revelaciones (James Redfield), mi manera de enfrentarme a las casualidades es otra. No me pasan desapercibidas sin mas, sino que me pregunto si tendran un mensaje oculto tipo "Polaca II y yo seremos amigotas para siempre" o, mas rebuscado aun, "deberia irme a Nueva Zelanda a trabajar en una granja de ocas"...

PD: no hay acentos ni interrogaciones bien puestas porque estoy en el curro y estos teclados son britanicos.

2 comentarios:

a dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jorge dijo...

La verdad es que nunca he creído en las casualidades... tampoco creo en el destino... la verdad es que creo poco... pero tengo la intuición que las cosas pasan porque tienen que pasar. No porque alguien lo haya decidido, o esté escrito. Sencillamente pasan. Como la vez que me invitaron a una cena, me sentaron al lado de un tipo que resulta que es escritor y resulta que la última novela que había leído (algo para críos) era suya y que me habla de un escritor muy amigo suyo que acaba de publicar cuya novela llevo justo en la mochila. O leyendo un día un libro de Paul Auster en el metro donde cuenta de desconocidos que nos hablan y una preciosa desconocida me habla porque está leyendo la misma novela de Paul Auster y está en la misma página. Y no me preguntes que novela era porque no me acuerdo... a veces tengo la impresión que todo aquello fue un sueño.

Estas cosas pasan y es genial estar receptivo y abierto para que no pasen de largo.