martes, 2 de septiembre de 2008

Aceptarse o desear un tsunami

Es quince de agosto y en Londres llueve. Mi novia y yo hemos roto y ese árbol que se ve por la ventana fue plantado antes de que yo naciera. En invierno una urraca vive entre sus ramas y yo no creo que me quede en esta ciudad más que unos meses más. Cumplo veintisiete años en noviembre.

Con todas tus fuerzas quieres que tu relación funcione. Con todas sus fuerzas un señor quiere que su cáncer de próstata no sea mortal.

Lo bueno se acaba y lo bueno vuelve, hasta que te mueres. Si morirse es bueno o malo para el muerto nunca lo sabremos.

Ganar un partido. Ganar la quiniela, las elecciones o un concurso de relato breve. Perder al dominó, perder la guerra o el jersey favorito. Yo he ganado partidos y perdido jerséis.

El cielo está encapotado y el señor Klisteroy no va a venir porque no existe y esto es sólo es un cuaderno.

Oriente y Occidente, norte y sur, chicos y chicas, liberales y conservadores. El otro día vi una ardilla aplastada en el asfalto.

Oyes un ruido y esperas que sea tu ex. Pero es el vecino y te sientes gilipollas por lo contenta que te has puesto para nada.

Me compré unas zapatillas rojas porque estaban de oferta. Mi madre me compró unas marrones que eran más baratas todavía. Mi abuelo podría morirse muy pronto y yo sólo pienso en cortarme el pelo y teñirlo de blanco, como Annie Lennox.

El papel se acaba y cabe otra historia: un compañero de la librería está muy seguro de que en menos de cincuenta años alguna causa natural o pandémica hará que la sociedad occidental olvide sus proyectos globalizadores y pro-desarrollo para volver al tribalismo más tradicional.

Repetir la palabra "macarrón" tres veces en un mismo párrafo no suele quedar muy bien. Repetir "más" suele pasar más desapercibida, pero yo me doy cuenta y anoto mentalmente (otra vez) que un diccionario de sinónimos es más necesario que un viaje a China por mi cumpleaños. Por suerte ambas necesidades no son excluyentes.

Un corazón roto no dura para siempre. Ni siquiera una auto estima por los suelos dura para siempre. Sólo hay una cosa que dura para siempre, aunque yo creo que siempre me gustará escuchar Dancing Queen o comer obleas. Montaigne dice que una persona sólo puede contestar a la pregunta de si ha tenido una vida feliz en el momento de su muerte. Hasta entonces todo puede ocurrir.

Compras carne una vez cada dos semanas porque no te llega. No es divertido. Una conocida trabaja para un banco muy famoso vendiendo lingotes de oro a quien se deje. Tampoco es divertido. El otro día le dieron un bonus de cien mil libras. La única cosa que hasta ahora no me entraba en la cabeza era la genética. En el colegio nos ponían ejercicios y yo no acertaba ni una. Solía contestar "albino de ojos marrones", era mi manera de dar a entender que no quería perder mi tiempo ni el de nadie.

Mi familia no lleva bien mi homosexualidad. Yo no llevo bien su homofobia. Muchos españoles no se dan cuenta de que su manera de hacer turismo es muy parecida a la de los japoneses.

Me gustan Woody Allen, Daniil Kharms y Gorky. Me gusta Orwell y me gusta Voinovich. Me gustan los Monty Phyton, French & Saunders, Martes y Trece y Leslie Nielsen. Me gusta bailar, comer, el fútbol y Martha Wainwright. Soy simpática, tímida, imaginativa y una vez contemplé seriamente la idea de tirarme por la ventana. No quería morirme, sino llamar la atención para no ser yo la única que dijera cosas bonitas sobre mí.

Tengo miedo a la muerte y al que dirán. No estoy en contra del individualismo, pero para mí la felicidad es estar tranquila.

Un coche tiene la chapa pintada de rosa. Las campanas repican y los autobuses tienen prioridad sobre los demás transportes. No es seguro que ir a ayudar a Afganistán o recoger cocos en Nueva Zelanda vayan a hacerte más feliz. El que huye, huye con todo. La clave es aceptarse.

No me he dado cuenta de agosto.

4 comentarios:

Mangamoncio dijo...

La clave es aceptarse... Cuánta razón tienes...

Ánimo.

G.'s Land dijo...

Buenas chica automática...
Ya te diré quién me ha dado esta página... el caso es que la estoy disfrutando. No lo he leído todo, pero estoy en ello. Y me está encantando, asi que te lo tenía que decir ;)

Yo tampoco me he dado cuenta de agosto...

Un abrazo

Anónimo dijo...

Querida Lu,

está muy bien tu chica automática, tenés que saberlo!... si frente a tu casa anida una urraca en invierno en un árbol que pasa de todo desde antes de que tu nacieras y vas por el planeta con zapatillas rojas y te gusta comer obleas y eres capaz de colocar un escaparate llenándolo de un sólo ruso eremita! Entonces, Lu, todo está muy bien. Te lo digo desde el patio de butacas, que tú desde ahí no te darás cuenta...

Beso, Álvaro primodanifaculmadridalto

La chica automática dijo...

Gema me tienes intrigada... ¡bienvenida seas a opinar!

Alvaro saludos a usted por supuesto. Yo también creo que no lo estoy haciendo mal, pero que te refuercen sentimientos así supone un placer tipo chocolate after eight del Estar Café.

Besos.