Ayer vino mi principita a visitarme a la hora de comida. Es curioso cómo en el mismo instante instantáneo, mientras el Magnate disfrutaba de una comilona estupenda en el restaurante asturiano El Paraguas de la calle Juan Bravo, mi chica y yo saboreábamos encantadas unas croquetas hechas por mí la noche anterior y guardadas con amor en un táper. Efectivamente, unos pagan una comida para catorce a 70 euros por barba mientras otras nos sentamos en un bello banco con las cocretas frías y un fuet (de marca) comprado para la ocasión en un Día y engullido a mordiscos, sin pan ni ná. A veces siento como si viviera en un neverending estado de camping.
De todas formas tengo una pregunta: ¿con cual de estas dos opciones/realidades os sentís más identificados?
En otro orden de cosas, también ayer vino por primera vez el tecer socio de la empresa (no sé cuántos son, aún es todo bastante incierto y misterioso para mí) y se reunió con otro que no es el Magnate (que estaba, como sabéis, poniéndose las botas a 70 por cabeza). La Oficina ésta va de temas inmobiliarios, y urbanísticos, y patrimoniales... Ni flowers in the sky. Me pidieron que llamara a otra empresa que también va de estas cosas y que les preguntara que a cuanto alquilan el metro cuadrao. Me faltaba el contexto, pero entendí lo que me pedían, así que llamé. Me cogió una chica que debía saber lo mismo que yo sobre estas cuestiones y mantuvimos un diálogo de besugos bastante divertido, pues ninguna entendía lo que la otra le decía, y encima nos importaba bien poco. ¡Qué cachondeo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario