Hoy viernes han venido los de la centralita (La Boutique del Teléfono, tócate las teclas), y su lección magistral acerca de los infinitos usos que un teléfono tan chupi como el mío puede tener ha sido sencillamente agotadora. Casi tanto como la charla gratuita que ayer el Segundo Socio me dio sobre la situación actual del mercado inmobiliario internacional. ¡Help!
De pequeña me encantaba leer bodrios escritos por Enid Blyton sobre la vida y aventuras de unas chiquillas u otras en distintos internados británicos. Yo siempre quise haber estudiado en un internado de esos. El caso es que la persona que traducía al castellano las sagas de "Las mellizas O'Sullivan en Santa Clara" o de "Las Torres de Malory" empleaba sin parar la palabra 'sencillamente', y yo no podía soportarlo: "Y la pecosa Pat O'Sullivan respondió - ¡Oh! me siento sencillamente dichosa, nuestra madre nos ha enviado un paquete de fabulosas galletitas de jengibre"
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1 comentario:
Vargas LLsa dice que nunca emplea palabras acabadas en "-mente", porque ese tipo de adverbios le parecen baratos y cansinos.
Que buen blojjj. No dejes de escribir.
Graias por tu felicitación.
DaniPeli
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