La que se está armando en España y yo con estos pelos, más al tanto de la croquetada que he organizado para este viernes que de otras cosas seguro más importantes. No soy mujer de grandes palabras, mi capacidad para la oratoria es igual a cero. Pero tengo un sentido común gigantesco para casi todo.
Esta semana encontré en los almacenes que mi bookshop tiene en Oxford una caja llena de primeras ediciones en tapa dura y traducidas al inglés de clásicos japoneses. Me puse histérica y con las mismas me llevé la caja a Londres. El Compi se ha quedado con los Kenzaburo Oés, el Chico Nuevo (la majez en persona) con los Kawabatas y yo con los Sosekis (¡Ali ya tengo tres!). Ayer leía la introducción que la traductora escribió para And then y en ella explica cómo Soseki, a pesar de formar parte de la vida pública nipona, nunca se inmiscuyó demasiado en los asuntos políticos. No es que no tomara partido ni que pasara de todo a tope, simplemente vivió siempre más pendiente de sus movidas emocionales. Y me descubro muy parecida a él en este sentido.
No he ido a la acampada frente a la Embajada Española en Londres, pero sigo muy de cerca, y con profundo orgullo, lo que me cuentan desde España. Supongo que si yo estuviera allí me uniría a las marchas de Sol. Reclaman democracia real y, sobre todo, sentido común. Esto no viene a significar solamente que los eurodiputados no viajen en primera clase. Pero como no sé usar grandes palabras os remito a la última entrada que Beta Valenzuela, quien quiera que sea, publicó en su blog genial Mi Madre Es Idiota:
http://madreidiota.blogspot.com/2011/05/vendedores-de-crecepelo.html
Me suscribo a todo.
Nunca he querido registrarme, no sé bien por qué, en el Consulado Español de aquí, así que no puedo votar. Creía que estaría en Madrid este fin de semana pero tengo un lío de fechas bárbaro y resulta que es la semana que viene cuando voy. Me pierdo mi derecho a las urnas aunque no la Feria del Libro, no hay mal que por bien no venga. Pero no, hay cosas mucho más importantes que los libros y la Literatura, y que tantísima gente haya respondido como lo ha hecho al llamamiento al sentido común y a un negarse a permanecer callados y sólo despotricar en el bar (o donde sea) con tus amigos me tiene llena de contentura. Ojalá les escuchen y cambien las prioridades de quien nos gobierna.
El fin de semana pasado hubo una manifestación en Londres organizada por aquellos que sí están de acuerdo con los recortes que el Gobierno está llevando a cabo para paliar la crisis. Vergüenza profunda. Se están cargando las ayudas sociales y la educación, incluso consideran que es óptimo cerrar bibliotecas en lugar de tomar medidas menos dañinas, haciendo oídos sordos a las millones de quejas a nivel local, provincial y nacional. Malditas prioridades de quienes se creen en poder de la verdad absoluta y con derecho a todo, porque su vida no ha sufrido ningún cambio. Siguen llegando a fin de mes, vaya si llegan. No quisieron dar cuenta del dineral público que fue dilapidado en la boda real. Engañaron a aquellos que, el día de la manifestación general, hicieron una sentada pacífica en ciertas tiendas de Regent Street; les pidieron que desalojaran los locales sin armar jaleo ni resistirse si no querían sufrir represalias. Huelga decir que al salir había lecheras esperándoles y fueron llevados a comisaría.
El mundo no está bien. Qué gusto que una gran mayoría esté usando las redes sociales de una manera, por fin, tan poco superficial.
Dedico mi post de hoy a Yiannis Kafkas, un buen amigo que lleva una semana en coma tras la paliza gratuita que le propinó un policía el jueves pasado en Atenas mientras se manifestaba pacíficamente, con todo su país, por la situación imposible que vive Grecia desde que se desató la crisis. Hijos de puta.
http://diffusedlight.blogspot.com/
Yiannis somos todos.
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