lunes, 31 de diciembre de 2012

¡2013 te queremos!

Hace un año pasaba mi última navidad (¿por ahora?) en Londres.

Hace un año intenté, por vez número mil, una cosa; y tampoco salió, aunque salió luego, un poco.

Hace un año me comí un pavo gigante rodeada de griegas y rumanas y alguna que otra sevillana y zaragozana. Y un hindú.

Hace un año terminé de leer LANARK deprisa y corriendo para tomarme las uvas con unas francesas y luego emborracharme a más no poder en una fiesta donde me impedían ser Dj.

Hace un año sentía un nudo implacable en la garganta, nudo que a día de hoy permanece impertérrito, sobre todo cada vez que cojo el metro.

Dicen, o a lo mejor lo digo yo, que se necesita un año para olvidar Londres. Me quedan cuatro meses para eso, pero a día de hoy las más diversas estampas londinenses me asaltan unas diez veces al día, todos los días, desde hace ocho meses. Me agotan.

Pero Berlín también me gusta bastante.

Los nominados a Mejor Libro (leído en) 2012 son:


1. The White Hotel (D.M.Thomas)

2. The Passion (Jeanette Winterson)

3. Fisher's Hornpipe (Todd McEwen)

4. Alison Bechdel, todo.

5. Stefan Themerson, todo.

sábado, 15 de diciembre de 2012

I love aeropuertos

Que te retrasen , otra vez, tu vuelo cuatro horitas (mu ricas), tiene también cosas buenas. Como canjear el voucher de comidas y brebajes - disculpen las molestias - en un menú whopper del burriquín del aeropuerto; como tener MÁS tiempo para pensar en cosas; pero sobre todo, y esta cosa sí que mola, para descubrir que Milán significa Mi Tierra. A lo mejor esto ya lo sabíais todos, pero yo me enteré ayer por la mañana mientras esperaba a que la nieve dejara de entorpecer el tráfico aéreo. ¡Bendita nieve! ¡Nieve te queremos! Me encanta la nieve, y no me he resbalado ni una sola vez en este viaje.

Como decía, esperaba yo zampando carbohidratos malignos y pensando, cuando me percaté de que todo el mundo a mi alrededor hablaba italiano. Sospechosa, me cercioraba cada tres minutos aproximadamente de que no lo había mirado mal y el vuelo a Barcelona sí seguía retrasado. El único otro vuelo retrasado era a Mailand, y bastante poco acertadamente esclarecí que debía tratarse de alguna ciudad alemana desconocida para mí. Pero tanto italiano a mi alrededor me inquietaba. ¿Volaban todos a Barcelona? Obviamente a Mailand no. Aún así, de vez en cuando escuchaba español y catalán, tranquilizándome. La información perpetua sobre mi vuelo retrasado en las pantallas contribuía también a mi tranquilidad aeroportuaria.

De pronto, a las tres horas de tan bucólica situación, el altavoz dijo algo, en alemán, y todos los italianos vecinos míos, compadres ya, se levantaron muy deprisa, murmurando y refunfuñando, impidiendo así que escuchara la traducción en inglés de lo que el altavoz acababa de decir en alemán. Solo un rato después, cuando el altavoz llamó por última vez, en alemán primero y en inglés después, a los pasajeros con destino a Mailand (en alemán), Milan (en inglés), yo, que justo en ese momento me encontraba en el baño, comprendí por fin el por qué de todos aquellos italianos tan exasperados como yo. Y luego ya pensé más sobre lo de que Milán es My Land. ¿Por qué en inglés lo llamaron Milan sin más? Y, sobre todo, ¿por qué en español no se dice Mi Tierra? ¿Acaso todo el mundo comparte mi odio exacerbado hacia Gloria Estefan?

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Apuntes de última hora: resulta que no significa Mi Tierra, sino Tierra del Medio, por eso de estar entre los Alpes y los Apeninos. Bah.


martes, 20 de noviembre de 2012

El freelancismo mató un blog

He retomado la Psicología, sobre todo porque devoré esta novela gráfica en menos de 24 horas:




Y a ella os remito. A Alison Bechdel en general.

Si no hubiera visitado Londres en julio, y mis amigos no me hubieran visto en Berlín hace unas semanas, podría estar estar embarazada y gordísima. Siete meses ya. Hay quien nace sietemesino. En Barcelona hay mucha gente y pocos espacios verdes, poquísimos. Pero es un lugar ideal para llevar a cabo mi dieta preferida a base de fuet y butifarra blanca. I'm really sorry, querido cutis.

Noto que el formato blog me tira cada vez menos. No hago mucho caso ni al mío ni al de los demás. Leo sin parar. Libros. Pédeefes. Mando emails non-stop. Tomo dos cafés al día máximo.

Entonces, el día de la Huelga General tenía que ir a Madrid, y todo fue fetén. Pero al volver, esta mañana, la espesisisisisísima niebla madrileña ha retrasado mi vuelo un par de horitas. En la T4 de Barajas (lugar de vacaciones) he visto a Santiago Segura y al torero cuya cara fue desgarrada casi de manera totalmente. Lleva parche y caminaba yo, aburridísima y muerta de sueño arrastrando mi maleta por la inmensidad de la T4, cuando una mesa con tres hombres llamó poderosamente mi atención, aún estando yo lejos. Inmediatamente pensé: ¡menuda pinta de pijazos andaluces! Y acerté. Toreros y apoderados. Tienen una estética especial inconfundible: vaqueros normales, claros, y jersey de algún color no estridente. Zapatos marrones y sosos. Cuello de camisa, también clara, que asoma. Y pelazo.

Algo ha pasado, no puede ser que solo el SENTIDO COMÚN haya sido el protagonista . Durante dos horas nos han mareado, a los pasajeros, de aquí para allá, y ya he comentado que las distancias de esa terminal son kilométricas. Pues ni un murmullo, oiga. Obviamente la niebla era una locura, pero aún así me temía horribles escenas de Indignación Aeroportuaria:




Pero no. Todos hemos ACEPTADO LA REALIDAD sin rechistar y sin maltratar psicológicamente a las azafatas. Una de ellas - decía ella misma - se parecía a Nuria Fergó. ¡Falacias!, grité yo para mis adentros. Aquí la única que se parece a la Fergó es mi amiga Ana, cuyo cumple celebramos el sábado tomando cañas y vermuts modernos durante más de doce horas. Mi cansancio del domingo no se lo deseo a nadie.

En sus dos novelas autobioGRÁFICAS publicadas, Fun Home y Are You My Mother?, Alison Bechdel relata detalles bastante íntimos sobre su vida. Sobre todo para quitarse de encima dos losas que la tienen deprimida y bloqueada: su padre y su madre.

Mi to-be-novela, Entre Grandes Ostias, algún día verá la luz. Y ya veréis. Mientras tanto, el blog, eso, me aburre. Ya no me sale pormenorizar mis apasionantes ocurrencias vitales. El freelancismo mató un blog. En mi día a día ya no hay clientes asesinables, ni desplazamiento exhaustivo de cajas de libros, ni cruzo parques con Patsy. CasiTodo es ordenador y más ordenador; en pijama además. Pero ¿de momento? me va.

viernes, 19 de octubre de 2012

Tragar palabras, comprar cosas

Yo, que del UK una de mis cosas preferidas es el concepto de "segunda mano" para todo (charity shops, flea markets, second-hand shops, car boot sales, vintage shops, Sunday markets...). ¡Yo! que siempre digo lo mismo para explicar cómo encuentro la mentalidad española en cuanto a que todo tenga que ser siempre de primera mano: en España, si alguien necesita una taza, coge el coche, hace los kilómetros que sea y se planta en Ikea. YO, ¡YO!, ¡YO HE IDO A IKEA!

Con mi escaso dinero entrante no me ha quedado otra opción.

Necesitaba

- Un edredón
- Una almohada
- Un cazo

No necesitaba:

- Una mantita
- Dos cuadernos
- Albóndigas congeladas
- Una bombilla
- Paños de cocina
- Un juego de toallas

Lo que NO he comprado:

- Una taza. Y eso que mi tacita verde, mi preferida en este mundo cruel y difícil (sí, llevo poco tiempo en esta casa, pero soy de encariñamiento fácil) ha desaparecido. ¡COMO CUÁNDO PERDÍ LOS PARQUES! Era perfecta, la tacita, para el café del desayuno. Desde hace un día (hoy) me ha tocado desayunar un café en taza inmensa, ideal para un buen colacaíto pero no para un café. En Ikea había muchas, ninguna tan bonita como la mía verde, pero mi conciencia no me ha dejado comprar ninguna. Si a partir de ahora explicara la mentalidad española en cuanto a la segunda mano utilizando como ejemplo otro objeto... como una bolsa absurdamente gigante de velitas perfumadas. ¿Quién quiere eso? ¡Con lo fuerte que huelen! ¡Y en cantidades tan ingentes!

Recién terminé un libro estupendo en el que la autora sin parar escribe palabras en mayúscula, como si gritase, porque está MUY enfadada. Me ha gustado mucho. Ja veurem.

Highlight de la visita: volvía yo del Ikea al metro cargada cual mula hasta arriba de cosas necesarias/innecesarias cuando me topé con un señor de unos trescientos años, give or take, que se enfrentaba con angustia y alegría a la fatigosa tarea de depositar cada pedacito de basura que portaba en sus múltiples bolsas de plástico en el contenedeor reciclatorio correspondiente. Lo he querido mucho, pero no pude detenerme too much a observarlo, pues las fabes con almejas que hice hoy para comer cabalgaban del estómago a la garganta en plan rollercoaster emocional. (Pista: almejas que ayer me vendieron como frescas en realidad no lo eran. FENOMENAL).

miércoles, 10 de octubre de 2012

Do I look like a boy?

El otro día volví a ser modelo de peluquería... ¡si es que me ponen a huevo el echar tantísimo de menos Londres! (aunque vengo de pasar 24 horas exácticas en Sitges, y en Londres no te puedes bañar en bolas en el mar un 10 de octubre, seguido de tinto de verano en terraza y cuerpo con olor a sal... ¡Decisions, decisions!). Decía que echaba de menos la escuela de Vidal Sassoon donde tantas veces me dejé poner en manos de estudiantes temblorosos que terminaban por no atreverse a meter mucha tijera y al final era el propio profesional "sassoon" el que me dejaba ideal con un haircut à la Bob. 

Que digo que España está a años luz de otros lugares, y no en la forma solo, sino en el contenido. De entrada, la forma. No puedes, ni debes (pero haz lo que te apetezca) ser peluquera y llevar esas pintas, esas mechas, esas zapatillas. Me paso, un poquito de perdón. Pero el contenido: nos llevamos las manos a la cabeza cuando un cafre dice en plena cumbre que las mujeres están para ser violadas, pero de las 22 alumnas que la otra mañana asistían a la clase magistral de cortes de pelo, no vi a NI UNA exasperarse, sino más bien descojonarse, cuando el profe, macho bigotudo, les espetaba perlas tales como:

- El color negro es femenino, no masculino, por eso es el color favorito de los gays (al decir "el color favorito de los gays" puso voz de pito mientras hacía gestos absurdos con las manos).

- ¿Sabéis lo que es el eco?

- ¿Vivís con un hombre porque os paga?

Yo no daba crédito, pero tenía la cabeza metida en el bidé de pelo ese infernal de las peluquerías porque me lavaban el pelo a la vez que me maquillaban como a una puerta. Fue duro. No sé, me habré britanizado, pero las confianzas que muchas veces se toma aquí la gente me frenetizan. No me dan risa, muy al contrario. El subtexto está ahí, a la vista de todos, aunque vaya dsifrazado de guasa.

lunes, 1 de octubre de 2012

Y el pelo lleno de talco

Hoy hace 5 meses exácticos que me fui de Londres. Mind you, lo llevo regulero. Aunque salga de cañas all the time, aunque por fin hayamos publicado a Daniil Jarms , aunque Patsy esté aquí conmigo. Por supuesto.

Un domingo cualquiera en Londres it very well could have been comer un Sunday roast con los amigos, ir al pub con el Compi, o con Elena, desayunar a las tres de la tarde con los flatmates; incluso otras cosas ya más de desnudarse.

Este domingo cualquiera decidí pasarme por una feria de libro viejo y autorregalarme algo, pero no encontré nada. Seguidamente acudí a la peña del Monopol para ver el Espanyol - Atlético en el propio campo espanyolista, comiendo pipas, tragándome el pestazo a Ducados de los vecinos y comprobando que el fútbol es glamuroso solo por la tele. Yo no iba con ninguno de los dos equipos, y no me gusta mucho cuando me siento así, en tierra de nadie.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Campanas divertidas

Querida Ro,

Vivo junto a una basílica inmortal y yo, como mortal que soy, soy consciente de mi mortalidad más que nunca a día de hoy. Cada quince minutos de mi vida. Cada quince minutos las campanas de la inmortal basílica repican divertidas. A y cuarto, a y media, a menos cuarto y a en punto no solo repican divertidas sino que durante un minuto entero, ¡un minuto entero Ro!, entonan una melodía celestial, cada vez una, debe haber unas seis o siete distintas. Yo ya tengo una favorita, y cuando suena me pongo muy contenta. Pero, como te decía, ser consciente cada cuarto de hora de mi vida de que el reloj avanza y, no solo es ya hora de empezar a preparar la comida sino que ya he vivido un cuarto de hora vital más... me abruma. Protagonizo 24 horas al día una simbiosis perfecta de Con la muerte en los talones y ¿Por quién doblan las campanas? Pues por mí, Ro, doblan por mí. Cada quince minutos.

Siempre tuya.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Maria & Ergi: freakshow!





According to FB, both Maria & Ergi are against racism and nazism. Or so I understand from the articles they post in said social network, but who knows, they ALWAYS write in Greek. I am quite sure about Ergi, not so much about Maria. You see, we used to work together in a second-hand bookshop in bonnie Edinburgh, and her nickname then was "Maria the Jew". The reason for this name is obscure...

Once Maria & Ergi needed desperately to buy a new eiderdown, and so they went to the shops. Alas! they didn't know the current name for this house item is "duvet", and they were cold all winter. Freakshow!

Yesterday, they both fell in love with a leak:




The leak was in their kitchen's ceiling (they are still flatmates). Maria swears she saw it first, whereas Ergi reckons she caused it after so many years taking those long and steamy baths in the bathroom just above the kitchen. Conclussion: Ergi has to phone and pay Keith, the builder supposed to fix the leak.

Wanna know how they met? ... It's embarrasing.

Ergi, god bless her, didn't speak a word of English but all the same she moved from Heraklion to London to become a beautician. "Girls are less hairier in the UK", she said. She studied very hard for six years and finally she opened her own clinic: Ergiyes, always yes. Now change. It was really a tiny room full of mice and stuffed koalas. Guess who was the only person ever to cross the clinic's door?

No, it was not Camilla Parker-Bowles. It was María. "Dammit!", complained Ergi, "she IS hairy". Still, she accepted her as a client and she even tried to do something about Maria's hair. Unsuccessfully, obviously.  "Your hair is impossible", Ergi told Maria. "Look who's talking", was Maria's only reply. And they became lovers.




It didn't last long, both being so hairy. So Maria went for head-shaved men and Ergi too. But they became flatmates, although they couldn't stand each other. Maria was obsessed with cleaning and Ergi's favorite pastime was pulling her (own) hair. So Maria started using Ergi's haircomb.

Then, one fine day, Ergi attempted singing. She was not too bad at it and Maria, jealous, poured ketchup on Ergi's laptop. Ergi didn't mind, she had her latest application form saved in a pendrive. Maria didn't want Ergi to quit the Beauty World. Ergi didn't want Maria to quit olives. Things escalated quickly - awful Greeks - and they declared each other war. They fighted over an hour, biting and cursing mostly, and then Keith (the builder) asked for some more coffee and the war ended. Just like that. 


lunes, 3 de septiembre de 2012

Barajas, hell yeah!

Mi verano comenzó la mañana que aterricé en Madrid, el pasado 30 de abril. Han sido cuatro meses fastuosos, tranquilos, calurosos, rutinarios, piscineo, jardinería precoz, sidra y fabes asturianas, paella valenciana, fuet catalán, sunday roast londinense, NADA DE TOMAR EL SOL y trece visitas a Barajas D'Or, ciudad de vacaciones. Y me quedan dos más, mañana y el viernes. La cercanía intrínseca entre la casa de mis padres y el aeropuerto contribuye a que no se me suela ocurrir decir ¡No! ¡Me niego! cuando me toca llevar o recoger a algún viajante. Porque de los 13 viajes yo solo he cogido un avión en 4 de ellos, en el resto mi papel estelar ha sido el de chófer.


 


Barajas, ese bello no-lugar. Ayer descubrí que Laura Pausini se cavó su propia tumba con los lyrics de su primer gran hit. Aunque a lo mejor podría ser considerada una cantautora (¿cantautora?) vintage.

Hace poco escribí sobre la T4, y hoy hablaré de la T1. Bueno, mejor no, qué coñazo. ¿Sobre la T2? Tampoco. Creo que nunca he ido a la T3. ¡No me lo puedo creer! El viernes sin falta voy; me da igual, hermano mío, a qué terminal llegues: quedamos en la T3. ¡Necesito descubrir!

La editorial, ya que me preguntan algunos, va de manera estupendamente. Gracias. 

En los aeropuertos suelen verse muchas cabezas de camión, que me apasionan. Mis amigos se ríen de mí por ello. Tengo como fijación, me dan mucha risa, porque parece que van a volcar hacia adelante en cualquier momento, en plan coche patoso. 


 ¿Y qué más?


martes, 28 de agosto de 2012

En realidad no las odio

Ana e Inés son mis amigas,
Seres humanos, no hormigas.
Una vez fuimos a Gredos:
Poca caca, muchos pedos.

Conocimos a una niña china,
Y montamos, con arnés, en tirolina.

Elaboramos un ranking de sexualidad exudada,
Todo bien, hasta teníamos posada.
Hostal Alfonso, se llamaba a la sazón
Y por tener, tenía hasta edredón.

Las piedras fueron nuestra mejor toalla.
Me río yo de Aranjuez, y de la playa.
En Gredos la vida es gozosa,
Tanto como un vinacho con gaseosa.

Ya vuelven. Las odio.

domingo, 19 de agosto de 2012

Musings from a fabulous (although hottest ever) summer




Mi celebrada lectura de Murphy parece que va llegando a su fin. Leo en voz alta, para practicar inglés, en bañador, en el cuarto de mi hermano, con un café en taza de flores a mi vera sobre la mesa. Ritual veraniego nº1.

Rutina, by RAE - <<Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas>>. Como fumar con una cerveza en la mano; como bucear siempre entero el primer largo al tirarte a una pisicna; como embadurnarte de protección 50 aunque el día salga nublado; como desayunar tostadas con paté a pesar del peligro cardiovascular a largo plazo; como detener el zapping en cuanto aparece Paul Rudd en pantalla; como llevar una chaquetita en el bolso en verano, por si acaso; como cambiar el cartucho de tinta de la pluma en el metro, aún sabiendo que lo pondrás todo perdido...

Costumbres culinarias, o alimentos que yo podría ingerir ad infinitum, o hasta que se acaben:

1. Paté y/o foie gras untadico en cualquier tipo de pan
2. Langostinos
3. Picotas, cerezas
4. Pistachos

Una vez pillé un colocón de pistachos, pero eso no mermó ni un ápice mi amor por ellos (no como mi episodio quinceañero con el martini con limón, que nunca jamás he vuelto a catar). A mi padre le hace mucha risa atiborrarse de picotas y luego el vómito es rojo y él ya no se asusta, pero la primera vez que le pasó creyó que su cuerpo acababa de explotar por dentro.



viernes, 27 de julio de 2012

Mini repaso a una vida olímpica

Hace cuatro años justos yo estaba, como quien dice, instalándome en Londres. Llevaba varios meses ya allí, no tenía amigos (¡cómo se me llenaba la boca cuando decía eso, eh Maic!) y mi vida sentimental se extinguía por momentos.

El día que Londres se alzó con las Olimpiadas 2012 yo estaba allí de visita. Vivía en Edimburgo por aquel entonces.

Decía que hace cuatro años yo estaba en Londres, en aquel primer pisito de Notting Hill, y vi enterica la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín, en mi sofá. Rafa Nadal acababa de ganar Wimbledon y la BBC le enfocaba sin parar, le amaban. 

A los cuatro meses de aquello me fui, precisamente, a Pekín, a visitar a una amiga que me contó que durante las Olimpiadas Pekín había sido el infierno. Además del calor.

Y ahora estoy en Madrid, vaya calor. No me sale muy bien eso de estar en el momento y lugar adecuados. ¿O sí? Dentro de un rato se inauguran los juegos de Londres, que además van a tener lugar muy cerquita de mi ex casa, donde estuve hace escasos diez días, recogiendo a Patsy y siendo MUY feliz. Demasiado. Pero no voy a llorar.

Me perderé la ceremonia por la tele porque esta tarde me voy al teatro, lo que significa que dentro de cuatro años el Conde Duque y Río de Janeiro tendrán algún tipo de conexión aún desconocida. Ya os contaré.

miércoles, 18 de julio de 2012

O.D.A. (sin tildes)


Cuando sientes una pena infinita,
Pero todo va bien
Y no se puede sino ser optimista,
Porque quien sabe que horripileces
Nos esperan a la vuelta de la esquina.

Anoche, cicleando por Clerkenwell, lo vi muy claro:
Londres es mi hogar.
Dicen que cuando quieres mucho a alguien,
Lo quieres tanto que hasta lo dejas marchar.
Pero la que se va soy yo.

Realidad Vs Fantasia,
Batalla que dura muchos tiempos.
Incluso Ken Loach suenya,
Incluso Galdos inventa.

Cliche: un duro golpe de realidad.
Pelicula: ese oscuro objeto de deseo.
Conclusion: Art + Adj + N + CN

En mi caso, la asertividad
Empieza a dar la mano a la culpabilidad.
Aristoteles no dijo: El hombre
es un ser timido. Dijo racional.
Y ademas se saco una Poetica
De la nada, de la manga,
De la vida.

miércoles, 11 de julio de 2012

Spot the tourist


Entonces, estaba yo tan contenta en Madrid, tras, además, un fantástico viaje relámpago a Barcelona, cuando de pronto me vino a visitar el Compi, y después de tan solo una hora juntos, tiradísimos en las hamacas de la piscina, me entraron una nostalgia y un amor profundo por Londres que pa qué. Me puso al día de todos los viajes en bici que ha hecho en estos dos meses, lo mucho que me echa de menos cuando va solito a la terraza de nuestro pub, The Elderfield. 





Si algo he sacado en claro en mi enésima visita al El Prado es que en la siguiente fiesta de disfraces, obviamente, me pido ser Don Juan de Austria cuando es presentado en Yuste a Carlos V. ¡Qué traje tan molón!




Lo que más me gusta del Compi vacacioneando en España es que se ha obsesionado con la morcilla de Burgos, y esto es mucho mejor que mi visita del verano pasado (otro Chris), obsesionaíco él con el chocolate con churros como si no hubiera un mañana: desayunar, en San Ginés; aperitivo, San Ginés; merienda, San Ginés; todo esto en el agosto madrileño. Fue horrible.

El saber no ocupa lugar: las patatas Ruffles, al jamón o no, se llaman así porque "ruf" significa "ondulación", y la gola barroca se llama Ruf, en inglés, por motivos más que clarinetes. El Compi es una fuente de sabiduría campechana muy importante.

Psicología de la Cerveza, by Lu: porque si tienes una pinta delante, bebes más rápido; si lo que tienes es una caña, tu ritmo desciende una barbaridad; y si tienes una caña con la que te dan tapas que podrían ser cenas completas, te la bebes como si de una pinta se tratase: velozmente. El cerebro es muy sabio, porque todos estos procesos que acabo de demostrar cientificamente suelen ser inconscientes. Son las 5:30 am y acabo de dejar al Compi en Barajas tras ocho días de intensidad y de atasco en atasco y tiro porque me duermo.



El Compi y yo muy contentos en Valencia

sábado, 30 de junio de 2012

Stansted t'ailoviu

Querido London Stansted,

No solo es la primera vez que le escribo una carta a un aeropuerto sino que hasta hoy jamás sospeché que se pudiera amar a un ídem. Obvio, quien dice amar dice que de pronto llegas a las T4 de Barajas y te pones a comparar aeropuertos. Stansted es tan cuqui.

Querida Inés,

Eres TAN guay. Abrazos sin parar.

Como te decía, Stansted, llegar hasta ti cuesta hartas libras esterlinchis. En dos semanas te las pago, bueno, pago a esos italianos. Lo que más me gustaba de tu aeropuerto, la tienda de Kurt Geiger, desapareció hace tiempo. De allí son mis ex-botas negras de ir a festivales y mis ¿alpargatas? también negras.

Querida Ro,

¿Todo bien?

Lu rumbo a Barcelona.

Mi rutina, que la tengo, dear Stansted, cuando acudo a ti, siempre pasa por desayunar una baguette de brie con tomate y albahaca en el Pret. Y un latte. En la T4 madrileña las cafeterías sirven por supuesto lattes y macchiatos y capuccinos, pero yo he pedido un café con leche de toda la vida y la siguiente ha pedido un cortado con hielo y creo que el camarero nos ha amado all the time al negarnos a participar del lugar común cafetero que se ha inventado Starsucks (el Mal) y que no tiene ni un ápice de honestidad italiana. Golazo de Pirlo, by the way. Y de Sergio Ramos. Mañana, más.

Querida Inés,

Sobran las palabras, pero te diré una sola igualmente: BELLEZA.

La cola del Pret es la más rápida que yo jamás vi. Nos vamos acercando a los baristas, en mogollón y todos a la vez, unas cuatromildoscientas personas, y en menos de un minuto, juro, ya hemos sido todos despachados. Es la mayor eficacia mundial. A veces me asusta, pero me gusta sentarme en una mesa, a las 7 de la mañana, despierta desde las 4am (Clapton - Liverpool St - Stansted Airport), a observar dicha eficacia mundial mientras sueño con un café con leche real y mastico tranquilamente mi bocata.

Querida C. Rosenvinge,

Eres TAN maravillosa.

Por último, oh Stansty, recorro pasillos y pasillos, subo y bajo escaleras mecánicas ad infinitum, hasta que llego a mi puerta de embarque y me quedo frita bastante antes de que el avión despegue, normalmente.

Siempre tuya,

Lu

 Madrid a 27 de junio de 2012

sábado, 16 de junio de 2012

Cartas a Ana

Querida Ana, 

A ti nunca te escribo. Y mira que eres bellísima y divertidísima, pero hija, tienes cada colgante dorado que yo me quedo muerta. Desde que cambiaste el plumas rojo por el moderneo más atroz y te cortaste la coleta que te asemejaba sobremanera a Nuria Fergó en pos de una melenita francesa y, sí, Ana, demasiado recta, mi amor por ti, si bien conoce menos fronteras que nunca, también, fíjate, me lleva a escribir oraciones como esta misma que ahora me ocupa y, oye, como que yo no soy el Bernhard ese, pero ahora es que no sabría ni dónde colocar un punto y final, ni siquiera un punto y seguido. 

Párrafo nuevo. 

Y otro. Nuestro inminente viaje a Piedrahita me tiene contentísima. No os lo he dicho, pero en la casa a la que vamos no habrá agua caliente hasta mañana. Luego os lo digo, cuando ya hayamos pagado el peaje a Ávila. En Piedrahita, aunque tú te empeñes en decir Piedrajita, se celebra una de las pruebas mundiales de aladeltismo. No te digo más. Yo es que soy más de hacer merendolas. Hay un río, Tormes le dicen, donde podremos lucir nuestros cuerpazos esbeltos y semi-tonificados (nota mental: no volver a cenar una fuente entera de calamares fritos) y donde, según cuenta la leyenda, Becquer o alguien, tiempo ha un campesino rechoncho y desalmado... Ah, no, que hay un lugar concreto en esas aguas que te deja el pelo maravilloso. Me lo ha dicho mi padre, no Becquer, que es calvo, el pobre, mi padre, pero de joven bañaba su larga cabellera rubia, juro, en aquel enclave riachuelístico que mañana a más tardar conoceremos y el pelo se le quedaba una cosa de otro mundo. Se me acabó la hoja. Anmor. 

Lu

 Madrid, a 16 de junio de 2012

viernes, 1 de junio de 2012

Mi vida es un constante highlight II

1. INT - AUTOBÚS - NOCHE

¡Ser pobre! Ayyy qué bello. Y me refiero, obviamente, a tener que cogerme el buho a las tres y media de la mañana porque no me puedo permitir un taxi. En realidad no soy pobre, aunque son las tres y media de la mañana y hace dos horas, en plena fiesta de Random House Mondadori, nos han dado el chivatazo de que mañana mismo nos rescatan. ¡Súper contenta de haberme vuelto a España! Por todo.

Querido Jorge, Jorge Gárriz, estoy en el bus nocturno y hay alguien que tiene tu voz.

¿Sabéis que os digo? Que tengo salud, patsy del resto.

Ahora, el relato:


           Si P. coge el coche es porque va a comprar algo pesado, o porque no le apetece ir en metro, o porque no es ella quien paga la gasolina. P. necesita un colchón nuevo, a ser posible doble. Tiene 30 años y aparenta unos 29. El secreto está en embadurnarse después de cada ducha con aceite de almendras. Embadurnarse y después limpiar todas las gotitas grasientas que además de a su mano han salido disparadas en todas direcciones al apretar (ella) el botecito. Hasta aquí las presentaciones; es rubia.
Lleva durmiendo mal más de cuatro meses: el colchón. Pero no ha tenido dinero suficiente para cambiarlo. Su madre le ha dicho que si quiere puede quedarse en casa (de sus padres) el tiempo que necesite. P. está muy agradecida y encantada de comer y cenar a mesa puesta. Acaba de casi volver de Londres tras haber vivido allí los últimos siete años. Vuelve porque llevaba bastante tiempo diciendo que le gustaría volver, y justo hace un año el novio de una de sus amigas del colegio le propuso montar juntos una editorial. P. no se lo pensó dos veces y once meses después ya casi ha vuelto a España.
Ha decidido invertir en un colchón nuevo el dinero que de entrada se ahorrará en alquileres. Pide prestado el coche a su abuela y se dirige a una conocida cadena de cosas ideales para el hogar. Circula lenta y precavida, aunque coge la primera rotonda por la izquierda y debe repetirse cada cierto tiempo “aquí se circula por la derecha”. Añora su bici.
La tienda está abarrotada y P. odia a todo el mundo. También le cayeron fatal Fanny Price y Edmund Bertram, por muy buena gente que fueran. Le gusta Jane Austen porque su obra es completamente abarcable y por su sentido del humor tan ácido contra los remilgos ingleses.
- ¡Oiga!
P. se ha britanizado sin saberlo y no responde, ni siquiera se da por aludida, cuando se dirigen a ella a gritos.
- ¡Oye! ¡Tú!
Por fin se gira y, sin contestar, observa al tipo que parece querer comunicarse con ella.
- ¡Pero quién te ha hecho ese corte de pelo! – pregunta el tipo mientras hace ademán de tocarle la cabeza.
P. se aparta bruscamente de esa mano y sigue caminando. Oye risotadas a su espalda. La espalda la está matando. Desde el primer día, y lleva más de cuatro años en su casa del Este de Londres, el colchón de su cama le resultó incomodísimo, pero se acostumbró mal que bien. Los últimos cuatro meses han sido horribles, y cada vez que la griega cuyo cuarto está junto al suyo se va a dormir al cuarto de su novio, P. aprovecha y duerme en su cuarto (el de la griega), pues su colchón es maravilloso.
Recorre el camino obligatorio parándose solo cuando el gentío la obliga a ello. No encuentra la sección de colchones. Pregunta y una empleada harto borde le espeta que están justo ahí, detrás de las literas. No es verdad, o P. está cegarruta perdida. Pregunta de nuevo y esta vez el empleado la mira de hito en hito.
- Me han dicho que están por aquí
- ¿Estás de coña?
- ¿Cómo?
- ¡Que si me estás vacilando!
El chico se da media vuelta y se aleja. P. permanece inmóvil entre literas de hasta tres alturas. Fija su mirada en una de las serpientes de maderitas que soportarán un colchón. No entiende nada. Mira alrededor y descubre que todas las camas están vacías, no tienen colchones puestos.
Lo primero que piensa tras semejante observación es que por algo el sentido común le decía que sería más rentable invertir el dinero que se iba a ahorrar en alquileres en un buen terapeuta. Jungiano, por favor. Está casi segura de que en realidad sí hay colchones, pero su mente se niega a verlos porque inconscientemente sabe que la cama de su antiguo cuarto, aunque enana, es muy cómoda. Pero considera un fracaso volver a casa de sus padres, aunque sea solo temporal, hasta que la editorial comience a despegar. Hasta dentro de 120 días no recibirán la primera liquidación, igual que hasta que no pasen las Olimpiadas sus compañeros de piso no pueden dejar la casa para cogerse algo los dos solos.
Sin embargo, todo esto que piensa está, en efecto, pensándolo. Luego no es inconsciente. Luego es consciente. Piensa en su compañera de piso griega, la del colchón maravilloso. Piensa en lo bien que le vendría ahora una de sus sesiones. Ser incapaz de ver los colchones sin duda podría entrar dentro del espectro de las enfermedades mentales.
Sale de la tienda. No recuerda dónde aparcó. No entiende por qué está ahí, por qué ha vuelto. La gente ya no lee, en el metro ha visto mas kindles de los que le hubiera gustado, los libreros con los que ha hablado repiten todos el mismo discurso apocalíptico sobre la crisis y la falta de consumo. Pero la editorial lleva su nombre, y siempre ha pensado que antes o después se marcharía de Londres. Le cuesta respirar. Lleva sin llover desde octubre, cuatro meses de sequía. Ni siquiera puede llorar por dentro, hasta su corazón se ha secado. Le duele muchísimo la espalda.

jueves, 24 de mayo de 2012

Mi vida es un constante highlight


Algún mal ser me coló el otro día una moneda en desuso. Estoy 92% segura de que ocurrió en la gasolinera repsol entre Santander y Oviedo (donde, además, una bolsa de drakis cuesta 60 céntimos más que en cualquier otra parte). 




Conclusión: esta mañana me ha tenido que pagar el desayuno (café con leche y montadito de jamón serrano) la señora desconocida que estaba a mi lado en la barra, al negarse la camarera a aceptar mi moneda estupenda y plateada de 200 escudos. 

Lo sé. Mi vida es alucinante. La emoción es tal que en ocasiones cojo el metro. Y leo. Dice Mendoza que, en el famoso supuesto del naufragio y solo un libro para llevarse a la dichosa islita desierta, él preferiría ahogarse. Yo, a día de hoy, sigo sin querer morir y sin duda escogería La Divina Comedia. Su relectura provoca que el nudo de ansiedad que lleva instalado en mi garganta por los siglos desaparezca a ratos.

Otro highlight de hoy: momento tarro de pis en la consulta: a primerísima hora tenía que hacerme unos análisis, así que en ayunas y portando embotellado mi primer pis del día me personé en el centro médico. Lo que pasa es que el tarro era muy malo (gracias, señora farmacéutica) y el liquidito amarillito se iba saliendo: un asco. Lo llevaba en la mano, ¡bolsitas a mí!, y a la recepcionista, al vislumbrar el bello rastro de gotas sospechosas que iba creando yo con mi botecito - cual Pulgarcita Pis - le han entrado arcadas y se ha ido corriendo a una habitación a vomitar o, cuanto menos, a toser como una loca. La pobre.

Hoy caminé desde Plaza Castilla a Lavapiés (lo que vienen a ser mil kilómetros, redondeando). Escribo todo esto en el metro, donde he tratado de colar mi moneda portuguesa sin éxito para comprar el billete. Estoy tan agotada que me está entrando la autocompasión = pasión por la com, yo misma. Lo mejor de todo es que es la 1am, que salí de casa a las 9am, que han pasado 16 horas y que todo este rato he estado cargando una bolsa glamurosa de plástico que reza Alcampo repleta de libros que ni he tocado. ¿Que por qué los cargaba? Pues porque siempre voy MUY cargada, absurdamente.

Ojalá estuviera en la isla desierta, abrazando, en lugar de La Divina Comedia, a alguien.




martes, 15 de mayo de 2012

Patsy D'Aifons




En junio de 1999 terminé COU, vaya notazas oiga, y mis amigas y yo nos fuimos a celebrar nuestro inminente ingreso universitario a Gandía, una semana de chupitos sin sentido, Bacarrá, Cocoloco y de hacer mucho el moñas. Yo aún tenía 17 años.

Éramos siete amigas, y a dos de nosotras nuestros padres nos endosaron sendos móviles (el mío era un startac, como el de Mulder y Scully). Aquello nos pareció el súmmun de la vigilancia y control paternos, y creo que no debí mirarlo jamás, pues en la casa donde nos quedábamos había un fijo desde el cual podías llamar y, os lo juro, ser llamada.

Sin embargo, una de nosotras ya por aquel entonces tenía su propio móvil (repito, junio de 1999, han pasado 13 años de aquello y yo sigo pensando que esto de las nuevas tecnologías es de antesdeayer). Esta amiga se pasó la semana escribiendo y recibiendo mensajes. A las demás nos parecía una freak, una pesada y, sobre todo, una maleducada. ¿Qué necesidad tienes de saber qué está haciendo tu prima justo ahora?, le preguntábamos. Ya la verás a la vuelta, goza el presente, ¡estate a lo que estás! tu prima no está, nosotras sí. No nos entraba en la cabeza.

Por supuesto, las otras seis debimos tardar escasos meses, como máximo un año, en tener todas móvil. En mi primer año de universidad había un montón de gente sin móvil. Mi gran amiga Inés, adicta al wassap donde las haya, no tuvo uno hasta tercero de carrera. 

¿Y ahora? Ahora hace ya mucho que el presente, a lo que se está, es tanto virtual como presencial. El estar comunicadísimo, vía nuevas tecnologías y redes sociales, es la realidad más real. Pocos los dudan. Mind you, yo lo dudo un poco. Y más de una, y de dos y de diez personas me han exigido que me compre un smartphone de una puñetera vez. Al parecer soy la amiga más cara que tienen y pagar por mandarme un viejo SMS lo llevan regulero, tirando a mal. Suerte, caris.


A mí mi móvil me va:


¡Y su melodía infernal es lo más!

viernes, 11 de mayo de 2012

Mí gustar Eduardo Mendoza

Hay cosas que no se dicen. O, maybe, hay cosas que por nada del mundo querrías escuchar, pero luego el silencio tampoco te convence, y te convences de que es preferible saber, aniquilar la incertidumbre, a no saber. Elucubraciones las justas, gracias.

Tengo que hacer una cosa que nunca antes hice - llámalo cuidar pingüinos, llevar la comunicación de una editorial recién parida o, simplemente, X; varias ampollas en el pie izquierdo debidas a unos mocasines veraniegos semi nuevos; yo en vaqueros ultra stretch del Dorothy Perkins, negros, un sol de justicia al caminar del Matadero a la "Playa de Madrid" (le dicen), cero sombra, mi piel ha sufrido como nunca y soy rosa para siempre, supongo. Y a todo esto, mis pensamientos durante el achicharre eran: si en Londres alguna vez hiciera este calor, London Fields se autocombustionaría espontáneamente. Normal. Lo raro es no echar a arder.

En mi fiesta de despedida me regalaron dos caballos: uno que no me traje y Dalston, que es pequeño y de goma y ahora mismo me mira, o más bien mira al gatito chino (como el de la portada del nuevo libro de Eduardo Mendoza pero en rosa mate en lugar de dorado brilloso) que se supone que debes poner mirando al sudeste para que te dé suerte en el amor. Ojalá tendría una brújula, a saber hacia dónde está mirando ahora. Y, ¿qué es el Amor? El Amor, cinco letras que se resumen en una sola palabra: mucho cariño. 

Pasan cosas. Hay mosquitos. La policía no te deja beber una lata de cerveza en el Dos de Mayo. Pienso cosas. Odio a los mosquitos. Mi compañero de piso estaba convencido de que My Lasagna debía su nombre a algún episodio histórico madrileño-italiano, y no terminaba de creerse que simplemente fuera el apellido de una tal Manuela...

He recuperado mi vieja pluma. La he cambiado por la máquina de escribir. La pluma puede usarse en el metro y además no tiene la letra Ñ vetada. Ñ de gnocchis, de lasagna y de carinyo. ¡Hasta me permite poner tildes! La pluma, digo.



sábado, 28 de abril de 2012

Don't look back in anger

Una vez, yo estudiaba guión de cine y tv en una escuela de cine. Entonces, un buen día el profesor de Producción nos contó la triste historia de cómo había adquirido los derechos audiovisuales de no se qué libro para hacer un peliculón. Pero para ello necesitaba pasta. Y había decidido que la mejor manera de hacer esa pasta sería sacándose de la manga una españolada tipo Torrente. Nos propuso a todos los estudiantes de Guión que escribiéramos una sinopsis de tres páginas con alguna historia chabacana, absurda y MUY comercial. De entre todas las propuestas escogió a cuatro de nosotros y formó su propio equipo de guionistas.

Obviamente yo no fui una de las elegidas para el triunfo. Y al poco tiempo me marché a Edimburgo. Una amiga mía sí fue una de las cuatro afortunadas y se pasó un año, o dos, trabajando en ese proyecto (que al final no cuajó) y desde hace años es guionista en la tele y además ha escrito y le han publicado su primera novela. Creo que está contenta con cómo se ha ido desarrollando todo este tiempo.

¿Qué hubiera pasado si hubiera sido yo una de esas escogidas guionistas? ¿Llevaría años también en la tele? Llevo sin ver la tele desde que me fui de Madrid. Lo que me angustia de verdad es: ¿qué otros asuntos sí conseguí y, en consecuencia, qué he dejado de hacer tras haber logrado ciertos objetivos?

No me extraña que se diga eso de don't look back in anger, a mí HOY me está costando muchísimo no mirar hacia atrás sin ira. De haberme puesto a escribir el nuevo Torrente, ¿estaría ahora mismo despidiéndome de Londres? No tiene pinta. Supongo que el pensamiento a seguir sería: habría pasado igualmente casi toda mi espectacular veintena en otro sitio, con otra gente. Pero me resulta inconcebible...

 Como dicen Astrud: ¿Qué hubiera sido de mí sin haberte conocido? ¿Quizás cantaríamos con otro desconocido? Quien sabe, ya lo he dicho: ¡algo cambió! 

martes, 17 de abril de 2012

Cartas a Ro

Querida Ro,

Lo primero que hice después de la última vez que te vi fue lavarme el pelo. Jamás podré estarte suficientemente agradecida por aquella foto que me hiciste, Gorki en mano y tan necesitada de champú + acondicionador.



Estoy en Londres, aquí sigo.

Tiempo: nublado. Espíritu: bastante bien.

Frente a mí una pareja se hace arrumacos, los observo a través del bote de ketchup. En este país compartir mesas es una bendición.

Hablemos de servilletas. Son muy necesarias, en casi cualquier situación es aconsejable tener una cerca. Creo que he dejado harto clara mi postura al respecto.

Las postales: me gustan.

Anoche vi Alien por primera vez en 30 años. ¡Oh Ripley! Menudo pelucón, Sigurni. Hay otros temas, diversos todos ellos, sobre los que podría explayarme. ¿Lo hago? ¿Sí? Hum, de acuerdo. Pues mira, solo tengo un vestido, no me lo pongo mucho. Lo compré en la tienda de segunda mano donde casi conocí a Khashima. Hoy he conocido a una pareja de abueletes. Me invitaron, vía email, a tomar café, y al final hasta me quedé a comer. Ella es polaca, él ingles. Les gusta el repollo rojo y a mí no tanto, pero a mesa puesta todo está exquisito. Soy una persona muy bien educada.

¿Qué más? A ver: ¿se te cayó alguna vez un muro encima? Mi padre dice que seguramente jubilen a Ana Blanco con la prontitud. ¿Y eso por qué?, pregunté yo.

Hay gente, decoradores y gente así más que nada, que usan latas viejas de aceitunas y encurtidos a la hora de planificar una sala. Como decoración, digo. En Nigeria la cosa está que arde, y mis compañeros de piso lloran, literal, si se ponen a pensar en lo nefastado que está todo en Grecia.

El día tiene 24 horas, pero hay a quienes nos parecen más. A veces me pasa que me acuesto y pienso: ¡madre mía! Si lo del gintonic es una moda, que venga dios y lo vea. Los carritos para bebés ocupan mucho tiempo y espacio de la comunicación. Habrás observado que esta carta es un poco más larga que de costumbre. Todavía no te he contado lo de la gente que fotografía a bebés: Ro, hay gente que fotografía a bebés. No solo sus padres, también otros familiares e incluso amigos. No creo que a los bebés les guste demasiado, aunque no me quita el sueño si ie soy sincera. Sinceramente esta carta termina aquí.

Com amor absoluto,

Lu

Londres, a 7 de abril de 2012.

lunes, 2 de abril de 2012

Life without oven

El otro día compré una biblioteca de 4000 libros de filosofía (cargar cajas, etc); hoy fui a la Tate Britain a recoger unos libros de arte que por el motivo X no pueden vender en su propia tienda; llevaba meses avisándonos pero hoy por fin se ha roto el horno; mi sensación de nudo en la garganta no sólo no desaparece sino que cada vez vuelve con más fuerza; anoche perdí uno de mis guantes de cuero bueno; hay fotos de una fiesta pero yo no recuerdo que se bailara la conga en ningún momento; mi cuarto de repente olía a productos químicos sin sentido y acabo de descubrir que era el horno y sus efluvios malignos; ¿realmente me da bastante igual el dinero?; me quedan tres semanas de bookshop y luego...; jolines; huele muchísimo al pescado que mi flatmate está carbonizando en una sartén dado que el horno ha muerto; me quiero fumar un cigarro; en inglés horno se dice oven y el prota de uno de los libros que me estoy leyendo se llama Owen; encontré un Pereira Declares y lo expuse en nuestra mesita de novedades pero de momento hoy no se lo ha llevado nadie; no es que me de igual que Tabucchi se haya ido, pero recuerdo que la muerte de Mastroianni me dio una pena enorme; tengo que terminar una corrección, ir al médico, mandar emails, meter el pato a la manzana en un tupper, pasar la aspiradora a toda la casa; TRANQUILIZARME; se supone que todo tiene sentido, que no pasa nada, que es avanzar, que Londres no se va a ir a ningún lado; se supone que al principio me costará más y que los comienzos nunca son fáciles, que el sol sale para todos y que mañana se compra un horno nuevo y punto.

domingo, 25 de marzo de 2012

Tres semanas (II)


1
. Llegué hace una semana, y esto es lo que escribí – hasta arriba de pisco sour – el sábado por la noche a las 6 de la mañana, antes de quedarme frita sobre el cuaderno:

Es posible, supongo, puede ser que, todo sea cuestión de ser coherente con lo que dices, con lo que resulta que llevas más de un año diciendo, bastante más de un año. Estoy vacía de emociones, sólo logro, o aspiro a, pensar fríamente. Fríamente no tengo excusa para no volver a Madrid y probar suerte con la editorial. Fríamente Madrid me provoca CERO ganas. Fríamente me digo, me exijo, pensar en las cosas malas de Londres: el clima, la (falta de) luz, que llevaba harto tiempo ya sintiéndome solita, que no quiero ser librera y mileurista forever. Pero, fíjate, sólo me acuerdo de lo buenísimo de Londres: de mis flatmates griegas, de mi casa, de mi cuarto que es mi espacio, de mi bici, de los parques, del barrio. De los amigos. Fijaos que ni siquiera he mencionado la bookshop. ¿A lo mejor quiero, otra vez, darle un shot a ser escritora? Pero quedándome en Londres. O en Ávila.


2. Termina la segunda semana y mi abuela acaba de decir algo que me ha parecido un buen augurio: “no sabes cómo está Madrid de mal, hay muchísima delincuencia”.

http://lachicaautomatica.blogspot.com.es/2010/11/way-we-weeeeeeere.html

Hay una nueva editorial – que no es la mía - que tiene un nombre genial: http://honolulubooks.tumblr.com/ Acaban de sacar el libro de una chica que al parecer tiene un blog en el que habla de su bici. Jolín qué guay. Patsy, yo no sé si te convertiré en la protagonista de ninguna novela, pero lo que sí tengo bastante claro es que en Londres no te quedas. Ni de coña.


Patsy y yo en los Fields un verano. Patsy sujeta la toalla mientras yo leo Almas Muertas y juntas esperamos a que los amichis salgan de la piscina para ir a hacer alguna barbacoa en el parque. No engañarse: Londres no es siempre tan idílico. Pero cuando lo es… ¡se pasa!


3. Me estoy leyendo un libro, otro, de 600 páginas. Sólo llevo doscientas y pico y ya tengo bastante claro que cuando lo acabe voy a echar mucho de menos a los personajes, con sus rutinas y sus cosas.

No sé muy bien qué decir, ni qué siento ni pienso. Por eso este APM sobre la gente elocuente me viene que ni pintado.





viernes, 16 de marzo de 2012

¡Aupa Escocia!

¿Os imagináis que alguien llega y os dice? Pues mirad, mis grandes referencias son La Divina Comedia y William Blake. Y entonces ese alguien va y escribe una novelaca de 600 páginas, ahí es ná, que indudablemente bebe de Dante y de Blake, pero beber de puta madre. Bueno, pues eso es LANARK, de Alasdair Gray, novelón en el cual yo apoyaba todas mis esperanzas de editora sexi y que ayer mismo provocó una debacle en mi propia persona de treintañera rubia al serme emailada la terrible noticia de que otra editorial se nos ha adelantado y compró los derechos en español (y catalán) el año pasado. ¡Jolínnnnnnnnnnnnnnnnnnn!

Es un libro sobre Glasgow, sobre el apocalipsis, sobre un futuro sin luz natural, sobre el amor, sobre la gente, sobre el arte. Es tremendo. Yo me lo empecé en algún momento de diciembre 2011 y lo terminé el día 31 a las diez de la noche. Llegué tarde a la cena de Nochevieja en casa de una amiga (¡Hola Nuria!), en Londres, porque me negué a empezar 2012 (2011 fue regulero, ¿por qué ocultároslo más tiempo? ) leyendo todavía aquella cosa apocalíptica. Me entró la superstición, ¿qué queréis que os diga?

Así que el día 1, tras ser achicharrada con un cigarro en un nudillo, tras acostarme - previo vómito alcoholizado - en una casa extraña, tras levantarme en dicha casa y desayunar un revuelto de espárragos y puerros, tras caminar sin rumbo bajo la lluvia torrencial unas cuatro horas, por fin llegué a la que aún es mi casa, hice todo lo que debe hacerse cuando una está calada hasta los huesos pero no le apetece nada coger una pulmonía, me senté en mi sofacito con un hot chocolate (esto del hot chocolate me lo estoy inventando) y empecé Mansfield Park. Supuse que no habría manera mejor de empezar un año, una nueva etapa. Con Jane Austen, ¡claro que sí!


(portada del propio autor)
(2012 va mucho mejor, en diversos aspectos, gracius)

lunes, 5 de marzo de 2012

Tres semanas

Anoche vi a rusas en tutú. Ahora estoy en Madrid. Hoy me han hecho Papa.

Desde la ventana del avión, al despertarme tras quedarme ligeramente traspuesta antes de despegar, he reconocido las torres de Mordor a lo “lejos” (y es que no parecía tan lejos), la torre Picasso y un cuadrado verde que sólo podía ser el Retiro. Madrid es minúsculo desde las alturas; mis pequeños ojitos somnolientos lo han abarcado todo con un simple vistazo general. Oh, oh.

¿Cuántos libros buenísimos se han escrito? Goodness me! (acaban de sonar las trompetitas que celebran que yet otro vuelo de Ryancrap ha llegado antes de lo previsto; la gente aplaude y comenta la jugada. ¿Hola? Sólo hay que inventarse que el vuelo debería llegar a tal hora cuando tú sabes a ciencia cierta que seguro que tardas diez minutos menos; en fin). Decía que en Stansted he empezado un nuevo libro maravilloso, uno que llevo vendiendo en la bookshop cuatro años y que siempre había tenido pendiente para leer. Juro que no tenía ni la más remota idea del argumento, me bastaba saber de primera mano lo mucho que se vende – a clientes guays, se entiende, no a gentuza que compra castañas y/o bazofias fistras – y que todos mis compañeros ingleses, todos, antes o después me lo han recomendado lo que viene siendo encarecidamente.

Bueno, bueno, bueno: va del manuscrito ultra erótico que una tía le manda a Freud y éste se empeña en publicarlo porque es un ejemplo fulminante de hysteria sexual. En realidad éste es un resumen MUY churrusco, pero ya lo publicará por primera vez en España Automatica Editorial ...

Y es que, oh audiencia que me lee, lo que no sabéis (salvo Elena Basmati y pocos más) es que la Etnografía ya no es la protagonista indiscutible de mi vida, ni siquiera la Etnografía Alter-Egoística. Lo que ahora se lleva (yo) es el Auto-Psicoanálisis. Ojalá pronto pueda permitirme pagar a un analista que no sea yo misma y hacerlo en serio, porque reconozco que mi método es un tanto pachanguero.

Pero el tema es: siempre acabas leyendo los libros en el momento justo, sin habértelo propuesto pero así es. Mola.


Borrosamente, KYY (Keats y Yo)