Será el mal tiempo, o que nos tenemos ya todos muy vistos, pero todo apunta a que en la bookshop pronto se desatará la I Guerra Mundial. Da mucha gracia: británicos contra Europa del Este. Australia y España se mantienen neutrales, aunque esta última en ocasiones abraza los ideales del bando occidental. Para que comprendáis el por qué de la inminente batalla es preciso, sin embargo, que os cuente primero cómo funciona Skoob Books:
Todos nuestros libros son, como poco, de segunda mano. Y tenemos más de un millón, se dice pronto. Los conseguimos a base de donaciones, compras de bibliotecas completas (públicas o privadas) y compras a los vendedores espontáneos de a pie. Si alguien viene con una pila mayor o menor de libros directamente al mostrador, compramos sólo aquello que sabemos se venderá antes o después. Rechazamos la literatura en tapas duras (ocupa demasiado espacio), los libros académicos que no sean últimas ediciones y, por supuesto, los libros carcomidos. Cuando compramos alguna biblioteca solemos aceptar de todo. Si hay mucha paja entonces el precio que ofrecemos disminuye. Este tipo de compras no viene a la Tienda sino que se almacena en el Sótano a la espera de que alguno de nosotros separe de lo vendible de lo tirable.
En realidad casi nunca tiramos nada. Para empezar, junto a la puerta de la Tienda tenemos la sección de Free Books, donde todo cabe. Pero, además, disponemos de una Segunda Tienda, en Oxford. Esta tienda no está abierta al público, es online. Desde allí se venden al mundo entero aquellos títulos que por su elevado precio no compensa mantener en la Tienda, ocupando espacio inútilmente. Hablo de ejemplares que cuestan miles y miles de pounds, u otros que en la Tienda no podrían, por ejemplo, superar los 20 pounds (pues nadie se los llevaría) pero por los que online podemos pedir perfectamente el doble. Parece complicado, no lo es. Seguramente me explico fatal. Yo me entiendo. Rara vez ningún bibliófilo acude a una tienda como la nuestra dispuesto a dejarse la millonada, para eso están las Ferias de Libro Viejo, en las que también participamos de vez en cuando (véase Edimburgo).
En Oxford también almacenamos millares de libros que en algún momento vendrán a las estanterías de la Tienda de Londres, y toda la paja que jamás se moverá de allí pero que el Jefe se niega a tirar, regalar o quemar.
En Londres trabajamos ocho personas full-time y una part-time. De esas ocho hay una, el Lituano, que trabaja exclusivamente en el Sótano ordenándolo, separando la mercancía nueva, fumando sin necesidad de esconderse, escuchando música... Es el único que no trabaja de cara al público, ni goza de ventilación alguna. El Sótano es un lugar maravillosos lleno de polvo, humo y libros que te atacan por todas partes.
La Tienda no está mucho más armonizada, un poquito. Entre todos no damos abasto para mantener el orden tras las peligrosas zarpas de los clientes que lo dejan todo manga por hombro en diez minutos, como en cualquier tienda que se precie.
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Mañana os cuento lo de la GUERRA. Ahora me tengo que acicalar para una cena de gala que hay en mi hogar. La Alemana desquiciada por fin se ha doctorado y nos espera a todos un fin de semana repletito de actividades lúdicas y celebratorias... Que alguien nos asista.
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