Querida Ro,
No sé muy bien qué decirte. Tengo mucho que contarte, o quizás nada. Esto se debe a que últimamente no me dedico a mucho, ni veo a mucha gente. Casi todo lo que me pasa o hago ocurre en mi cabeza. Sé que tú me entenderás, a ti también se te da bien cultivar un rico mundito interior. Yo siempre lo hice bastante contenta, pero ahora incluso esto me falla. Londres me cuesta harto, noto que no soy muy feliz. Una mala época, ya se me pasará, pero estoy un poquito asustada porque incluso ni siquiera encuentro demasiada felicidad en mi mundo interior, y eso nunca antes había ocurrido. Mi cabeza era un refugio positivo y necesario. Allí casi siempre era feliz (positivo) y además me encantaba pasar ratos conmigo misma de esa manera (necesario). Ahora ya no. Por supuesto me niego a sentirme así y hago todo lo posible por recuperar la belleza de ese mundo. ¿Te acuerdas de lo guay que era? Solías venir cada martes, disfrazada de cualquier mamarrachada, y para allá dentro que nos íbamos. ¡Alehop! ¡Bienvenidos a la cabeza de Lucía! Alguna vez hasta te dejé que redecoraras ciertas habitaciones, y reconozco que el jardín quedó espectacular cuando decidiste plantar flores con formas imposibles. En cambio nunca dejé que me cambiaras el mar. A mí el Cantábrico me gusta por encima de todos los demás, incluido tu amado Atlántico. En mi mundo siempre hacía sol, a no ser que tuviera ganas de una lluvia a cántaros de esas que te hacen sonreír si llevas chubasquero. Ahora sólo hay viento, y bien sabes lo mucho que me molesta. Me da dolor de cabeza y contribuye poquito a mi bienestar general. Hace frío. No sé de dónde sopla este viento, y da igual las barreras que trate de instalar para frenarlo un poco que él puede con todo. Por aquí dentro todo está patas arriba, aunque me pase la mayor parte del tiempo ordenando y reordenando las cosas. El mar está marrón y no te puedes fiar de él, te arrastra, así que ya no me baño. Lo único que se mantiene alegre es la comida. Recientemente me ha dado por los dumplings tibetanos y oye, estoy encantadísima. Sigue habiendo fiestas, pero no pongo todo mi corazón en ellas. Voy por no quedarme en casa. Y es que aquella casa preciosa ha desaparecido, el efecto erosionador del viento ha podido con todos los cimientos. Podías venirte un día con tu kit de herramientas y ayudarme a levantar un hogar nuevo, aunque sea un bungalow. Hace mucho que no te pasas, y me encantaría verte por aquí. Anímate anda. Podríamos vestirnos de astronautas y jugar con el viento, he pensado que si me hago su amiga a lo mejor se convierte en un viento bueno. El otro día fui a la orilla del mar y traté de hablar con él. Le leí uno de los cuentos misóginos de Patricia Highsmith – son tan divertidos – pero el viento enmudecía mis alaridos, porque tenía que gritar para que me oyese, pero ni con esas. Probé a enseñarle música nueva que estoy conociendo, ¡y te juro que no es pachanga!, pero tampoco pareció prestarle atención alguna. Es un desagradecido, no me cae nada bien. Bueno, me despido. No tardes porfa. Besos.
No sé muy bien qué decirte. Tengo mucho que contarte, o quizás nada. Esto se debe a que últimamente no me dedico a mucho, ni veo a mucha gente. Casi todo lo que me pasa o hago ocurre en mi cabeza. Sé que tú me entenderás, a ti también se te da bien cultivar un rico mundito interior. Yo siempre lo hice bastante contenta, pero ahora incluso esto me falla. Londres me cuesta harto, noto que no soy muy feliz. Una mala época, ya se me pasará, pero estoy un poquito asustada porque incluso ni siquiera encuentro demasiada felicidad en mi mundo interior, y eso nunca antes había ocurrido. Mi cabeza era un refugio positivo y necesario. Allí casi siempre era feliz (positivo) y además me encantaba pasar ratos conmigo misma de esa manera (necesario). Ahora ya no. Por supuesto me niego a sentirme así y hago todo lo posible por recuperar la belleza de ese mundo. ¿Te acuerdas de lo guay que era? Solías venir cada martes, disfrazada de cualquier mamarrachada, y para allá dentro que nos íbamos. ¡Alehop! ¡Bienvenidos a la cabeza de Lucía! Alguna vez hasta te dejé que redecoraras ciertas habitaciones, y reconozco que el jardín quedó espectacular cuando decidiste plantar flores con formas imposibles. En cambio nunca dejé que me cambiaras el mar. A mí el Cantábrico me gusta por encima de todos los demás, incluido tu amado Atlántico. En mi mundo siempre hacía sol, a no ser que tuviera ganas de una lluvia a cántaros de esas que te hacen sonreír si llevas chubasquero. Ahora sólo hay viento, y bien sabes lo mucho que me molesta. Me da dolor de cabeza y contribuye poquito a mi bienestar general. Hace frío. No sé de dónde sopla este viento, y da igual las barreras que trate de instalar para frenarlo un poco que él puede con todo. Por aquí dentro todo está patas arriba, aunque me pase la mayor parte del tiempo ordenando y reordenando las cosas. El mar está marrón y no te puedes fiar de él, te arrastra, así que ya no me baño. Lo único que se mantiene alegre es la comida. Recientemente me ha dado por los dumplings tibetanos y oye, estoy encantadísima. Sigue habiendo fiestas, pero no pongo todo mi corazón en ellas. Voy por no quedarme en casa. Y es que aquella casa preciosa ha desaparecido, el efecto erosionador del viento ha podido con todos los cimientos. Podías venirte un día con tu kit de herramientas y ayudarme a levantar un hogar nuevo, aunque sea un bungalow. Hace mucho que no te pasas, y me encantaría verte por aquí. Anímate anda. Podríamos vestirnos de astronautas y jugar con el viento, he pensado que si me hago su amiga a lo mejor se convierte en un viento bueno. El otro día fui a la orilla del mar y traté de hablar con él. Le leí uno de los cuentos misóginos de Patricia Highsmith – son tan divertidos – pero el viento enmudecía mis alaridos, porque tenía que gritar para que me oyese, pero ni con esas. Probé a enseñarle música nueva que estoy conociendo, ¡y te juro que no es pachanga!, pero tampoco pareció prestarle atención alguna. Es un desagradecido, no me cae nada bien. Bueno, me despido. No tardes porfa. Besos.
Londres, a 20 de septiembre de 2009.
PD: visto el clamor popular (una no es de piedra) he decidido retomar las Cartas a Ro. Ro es una chica concreta, pero Ro sois todos. Como Camela, que está en todos. En mí y en ti.
5 comentarios:
Ponle Camela al mar.
Como buena norteña sufro de leismo y laismo. Así que espero haber acertado.
Sobre literatura española que preguntabas el otro día, ¿No te gusta Carmen Martín Gaité "Entre visillos", Ana María Matute o "Nada" de Carmen Laforet? ¿Qué me dices de Belén Gopegui y su "Escala de los mapas"? Parecerá tontería pero me gusta mucho el libro de "Mujer de verso en pecho" de Gloria Fuertes.
Y eso.. que creo que tienes que ir de compras y pillar un paraguas y unas cachuscas y disfrutar a la lluvia. Después de la tormenta siempre viene la calma.
Besitos.
Querida Chica automática:
Lo de retomar las cartas a Ro, que decirte... me ha dejado patidiefusiva, ya sabes de sobra lo mucho que me gustan!!
Pero esta última carta me entristece. El desconcierto que le cuentas a Ro que sientes, el vacío lleno de viento, sí, me jode. En fin, peco de quedar de insulsa (en el fondo me da igual) pero la verdad es que la gente que vive, estamos todos bien jodidos, hoy estás arriba y luego... supongo que la cosa sería aprovechar cuando se baja para subir con fuerza. A veces me quedo en un silencio demoledor hasta que me come, entonces me siento triste, como un jardín sin flores, y de repente todo sigue su curso.
En fín, ya ves que no tengo un buen día para darme a etender.
En cualquier caso, el mensaje es que espero que a pesar de tus pesares, te reencuentres en tus soledades y te de por ponerte plantar
o tulipanes o lirios. que molan mucho.
Un beso
Bebette/Sarandon
Buenas!
A mí el realismo spanish me da un perezón... pero me moló "Helena o el mar del verano" de Ayesta. Y estoy harta de que a las feas de las series les pongan siempre Andrea, porque es mi nombre y mola mucho. Jo. En cuanto a tu malestar, ¿aceptas deberes? Si quieres, puedes describir la mesa en la que se te ocurre mandar a paseo al viento y de paso contribuyes a mi serie de estudios, plagiada vilmente de la de The Guardian. Hay un mail por ahi. Si mientes no lo sabremos y si te da reparo, no problem. Claro. Ah, en China suuuuper bien.
¡Yujuuuuuuuu!
Y ánimo.
Muslitos (¿te conozco verdad?) ¿te crees que el otro día mismo apareció en mi tienda una pila de libros en castellano de la editorial DestinoLibro? Entre ellos: Entre Visillos, Nada (que ya la leí,), varios de la Matute y de Montserrat Roig. Coincidencias. Compraditos están ya, sigo tus consejos.
Sarandon, nontipreocupari, ¿qué tal tus ánimos? La vida ha de ser bella. Un beso.
Tangenska, lo de los deberes ya he visto cosuelas en tu blog, me animo fijo. Dáme unos días. Me alegro de los chinismos positivos. Me apunto tu recomendación y ¡demasiadas Andreas!
Mangamoncio, me ha encantado tu brevedad bien dicha. Saludos.
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