Extractos de Economía doméstica para bachillerato y magisterio (editado por la Sección Femenina):
Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese a casa. Especialmente su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos, Habla en tono bajo, relajado y placentero. Prepárate: retoca tu maquillaje. Coloca una cinta en tu cabello. Hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite un poco más de ánimo, uno de tus deberes es proporcionárselo. Salúdale con una sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle. Escúchale, déjale hablar primero, recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos.
Durante los días más fríos deberás encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a él. Después de todo preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa. Nunca te quejes si llega tarde, ni si sale a cenar a otros lugares de diversión sin ti. Intenta en cambio comprender su mundo de tensión y estrés y sus necesidades reales. No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones, su juicio o integridad. Recuerda que él es el amo de casa.
Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser demasiado insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres.
Una vez que os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño. Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama, si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello espera a que esté dormido, ya que esto podría resultar chocante para un hombre a última hora de la noche. En cuanto respecta a relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales. Si él tiene necesidad de dormir no le estimules ni presiones su intimidad. Si tu marido sugiere la unión entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando llegue el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar. Si tu marido te pide prácticas sexuales no usuales sé obediente y no te quejes. Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo. Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él. Esto te permitirá tener una taza de café preparada para cuando despierte.
(encontrado en El síndrome de Maripili, de Carmen García Ribas)
1 comentario:
¡En 1958 a mí me hubiesen repudiado!.
¿Sigues en Madrid?.
Un beso.
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