1. Llegué hace una semana, y esto es lo que escribí – hasta arriba de pisco sour – el sábado por la noche a las 6 de la mañana, antes de quedarme frita sobre el cuaderno:
Es posible, supongo, puede ser que, todo sea cuestión de ser coherente con lo que dices, con lo que resulta que llevas más de un año diciendo, bastante más de un año. Estoy vacía de emociones, sólo logro, o aspiro a, pensar fríamente. Fríamente no tengo excusa para no volver a Madrid y probar suerte con la editorial. Fríamente Madrid me provoca CERO ganas. Fríamente me digo, me exijo, pensar en las cosas malas de Londres: el clima, la (falta de) luz, que llevaba harto tiempo ya sintiéndome solita, que no quiero ser librera y mileurista forever. Pero, fíjate, sólo me acuerdo de lo buenísimo de Londres: de mis flatmates griegas, de mi casa, de mi cuarto que es mi espacio, de mi bici, de los parques, del barrio. De los amigos. Fijaos que ni siquiera he mencionado la bookshop. ¿A lo mejor quiero, otra vez, darle un shot a ser escritora? Pero quedándome en Londres. O en Ávila.
2. Termina la segunda semana y mi abuela acaba de decir algo que me ha parecido un buen augurio: “no sabes cómo está Madrid de mal, hay muchísima delincuencia”.
http://lachicaautomatica.blogspot.com.es/2010/11/way-we-weeeeeeere.html
Hay una nueva editorial – que no es la mía - que tiene un nombre genial: http://honolulubooks.tumblr.com/ Acaban de sacar el libro de una chica que al parecer tiene un blog en el que habla de su bici. Jolín qué guay. Patsy, yo no sé si te convertiré en la protagonista de ninguna novela, pero lo que sí tengo bastante claro es que en Londres no te quedas. Ni de coña.
Patsy y yo en los Fields un verano. Patsy sujeta la toalla mientras yo leo Almas Muertas y juntas esperamos a que los amichis salgan de la piscina para ir a hacer alguna barbacoa en el parque. No engañarse: Londres no es siempre tan idílico. Pero cuando lo es… ¡se pasa!
3. Me estoy leyendo un libro, otro, de 600 páginas. Sólo llevo doscientas y pico y ya tengo bastante claro que cuando lo acabe voy a echar mucho de menos a los personajes, con sus rutinas y sus cosas.
No sé muy bien qué decir, ni qué siento ni pienso. Por eso este APM sobre la gente elocuente me viene que ni pintado.