1. Yo no he encontrado a mi Patricia.
2. Soy pelín uptight y zorreo lo justo.
3. Fuerza de voluntad -67.
¿Qué puedo hacer? Otras cosas cari.
Traté de leerme The discomfort zone, la autobiografía de Jonathan Franzen, y es un coñazo, al menos las cuatro primeras páginas del primer capítulo. Y no creo que tenga nada que ver que me lo leyera en un ataque finito de insomnio, justo después de atacar con mis neuronas el discurso de agradecimiento novelístico de Mr. Vargas Llosa. Muy bien escrito, of course, pero no le encontré demasiada chicha. La parte política no supone nada nuevo. La parte literaria Ok: ¡la ficción como respuesta al mal del mundo, como antídoto, como refugio, como gozo supremo! Eso es muy bien. ¡Un hurra por Mario! or what?
Mañana no es Santa Lucía, eso es el lunes por la noche. Pero mañana me voy al Prince Charles a ver Vértigo en pantalla inmensa. ¡Madeleine te quieeeeeeeero! Esta película ha tenido desde siempre una presencia brutal en mis asuntos de vida. Te lo juro.
Antes de ir al cine me toca lucir palmito en la última Antiquarian Bookfair de 2010. Preferiría cualquier otra cosa a eso. Desde retozar con peluches a retozar con mujeres. Esta semana fui recopilando joyas que sin duda NO venderé mañana: como un libro sobre el Barclays (sí, el banco) escrito a principios del siglo pasado sobre cuestiones monetarias (supongo), está encuadernado en rojo y oro; como diversos libros de arte imposibles de encontrar incluso en addall.com; como primeras ediciones firmadas por Churchill (lo de siempre); como eso.
Lo importante es lo que YO encontraré, para MÍ.
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