Querida Ro,
A menudo me descubro a mí misma rememorando aquellas sabias palabras que me espetaste sin venir a cuento el día que nos conocimos en la facultad, hace ya tantos años: si alguna vez me compro un caballo lo llamaré Manolis.
Desde aquel momento, dos y sólo dos conceptos han guiado mis pasos. No te los voy a decir porque los he olvidado, pero te aseguro que eran importantísimos. La inspiración que tu persona me provoca si acaso podría verse igualada a la que me causa la visión de una tumbona de playa con la tela rajada y, por tanto, inservible. Para mí no eres una amiga cualquiera Ro, de hecho es que eres Ro.
Me costó varios años acostumbrarme a verte patinar con plátanos en los pies. Eres rara, ¿por qué ocultártelo más tiempo? No conozco a nadie más que vaya a los karaokes chinos a probarse tacones.
Por todos estos motivos de amistad eterna y palpable te hago saber que no me gusta nada ver cómo sufres de esta manera que no mereces. Las chicharras en verano dan la lata, eso es así y tienes que aceptarlo, seguir con tu vida. De nada sirve que te engañes: el gazpacho no las hará callar, te pongas como te pongas.
Te ama,
Lu
A menudo me descubro a mí misma rememorando aquellas sabias palabras que me espetaste sin venir a cuento el día que nos conocimos en la facultad, hace ya tantos años: si alguna vez me compro un caballo lo llamaré Manolis.
Desde aquel momento, dos y sólo dos conceptos han guiado mis pasos. No te los voy a decir porque los he olvidado, pero te aseguro que eran importantísimos. La inspiración que tu persona me provoca si acaso podría verse igualada a la que me causa la visión de una tumbona de playa con la tela rajada y, por tanto, inservible. Para mí no eres una amiga cualquiera Ro, de hecho es que eres Ro.
Me costó varios años acostumbrarme a verte patinar con plátanos en los pies. Eres rara, ¿por qué ocultártelo más tiempo? No conozco a nadie más que vaya a los karaokes chinos a probarse tacones.
Por todos estos motivos de amistad eterna y palpable te hago saber que no me gusta nada ver cómo sufres de esta manera que no mereces. Las chicharras en verano dan la lata, eso es así y tienes que aceptarlo, seguir con tu vida. De nada sirve que te engañes: el gazpacho no las hará callar, te pongas como te pongas.
Te ama,
Lu
Londres, a 7 de mayo de 2009
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