lunes, 16 de junio de 2008

SKOOB BOOKS

¿Será que los polacos se mueven siempre de dos en dos? En mi primer trabajo en Londres había dos Magdas. En el segundo, dos Adams. En el tercero, dos Anias. Efectivamente, oh lectores esbeltos, la chica automática tiene un nuevo empleo. Me ha costado casi dos meses, pero empiezo a meter la cabecilla en el mundo de las librerías:




He de remontarme a Madrid. Cuando mi día a día aún estaba empañado por la servidumbre oficinil poco amada, dediqué varias horas (y medio tóner) a confeccionar e imprimir una lista interminable de librerías londinenses. Encontré más de quinientas.

Una vez aquí me puse manos a la obra enseguida. Cada vez que tenía el día o unas horas libres cogía la bici (lo sigo haciendo) y visitaba cuantas más librerías mejor. Así conocí SKOOB BOOKS.

Ni miento ni exagero ni me lo invento para que quede bonito si afirmo y aseguro que en cuanto bajé las escaleras, entré a SKOOB y observé el panorama pensé: OH-MY-GOD.

Es un sótano inmenso, cero claustrofóbico, que rebosa libros (de segunda mano), estanterías (de madera), un piano (afinado). Me recordó muchísimo a mi querida Armchair Books de Edimburgo (de hecho es como un Armchair a lo bestia, pero sin Struan). Huelga decir que en ese instante pedí un trabajo, pero no hubo suerte.

Visité más y más librerías, fui a Hay on Wye, el señor que vende libros debajo del Waterloo Bridge, frente al Film Café que en breve abandonaré, es mi colegón; pero no encontraba nada como SKOOB.

Al mes volví a dejarme caer por allí… y sonó la flauta. Tirirí. Un chico chileno que les ayudaba algunas horas a la semana se acababa de marchar con billete de ida a Corfú y me ofrecieron su puesto. Me sentí más dichosa si cabe aún que la Cenicienta.

De momento voy a mantener mi ocupación estelar como camarera hasta que los de SKOOB sepan qué hacer conmigo. A día de hoy me tienen de chica para todo. Tan feliz.

¿He comentado ya que SKOOB está en pleno barrio de Bloomsbury?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegro mucho Baramona...
Espero que también vengan tiempos mejores para mi...

Besos,

Siempre tuya y capulla,
Inés