Porque trabajamos en condiciones poco higiénicas; me siento cual Gorki cuando trabajaba en esa fábrica de iconos (iconografía rusa), o en cualquier otro sitio antes de hermanarse con Stalin. A veces me da asquete: polvo, la tienda hecha un desastre, la cocina (de la tienda) llena de tazas sin lavar, el baño (de la tienda) mejor me lo callo. Los británicos hacen esto: cuando se preparan un té o un café siempre dejan la cucharita por ahí, sobre cualquier encimera, manchando. La pila está a menos de 20cm pero ellos dejan la cucharita por ahí para reutilizarla luego al preparase el próximo té o café, aunque nunca la reutilizan sino que cogen otra cucharita que vuelven a abandonar por ahí, dejando cerco e inutilizando el batallón completo de cucharitas. Yo les creo cuando me juran que no son conscientes de jamás reutilizar ninguna cucharita. Me sacan de quicio. Igual que nos lo sacamos mutuamente (el quicio) porque los no británicos nos negamos a:
sábado, 26 de febrero de 2011
Muerte por Fairy
martes, 22 de febrero de 2011
Nuevos destinatarios, idénticas estrategias
En mi barrio (el peligroso Clapton del este londinense) hay un outlet de Burberry. Quién sabe por qué lo habrán emplazado aquí y no en otro lugar menos chungo, pero el caso es que la única clientela son mujeres árabes con velos caros, y chinorris. Lo puedo decir más alto pero no más claro.
Estoy viendo el partido, ¡Hala Madrid!, y me encanta Sergio Ramos, nada nuevo. Y Xabi Alonso. La verdad es que no me estoy enterando de nada porque la tele online va fatal y sólo logro sintonizar cadenas en raros idiomas y mientras una de las griegas cocina, o carboniza, algo en el horno y hay muchísimo humo y además tiene una emisora de jazz puesta y esto es un CHAOS.
Me ofrece vino blanco. Paso del rissotto. Forever. Hoy comí albóndigas. Es el descanso y los comentaristas se meten con mi equipo. Me tenía que haber ido al pub, pero allí sólo retransmitían el partido del Chelsea. Acabo de descubrir que tengo dos pantallas abiertas a la vez y estoy escuchando dos audios (y el jazz) futbolísticos. No me había percatado.
domingo, 20 de febrero de 2011
¿Volverá a salir el sol?
Odio EE.UU y la filosofía esa infernal que tienen: pragmatismo a tope. Y encima lo camuflan bajo falsas capas de filantropía que huelen a estiercol y es que no me creo nada de vosotros, Zuckerberg & Co. Y eso que me habéis caído simpáticos, tanto en pantalla como en papel. Porque ya no sé qué es realidad y qué un Padres Forzosos sádico. Si ellos de verdad se creen buenos tipos porque han cambiado las formas de comunicación actuales, debuti. Y no estoy con lo de siempre, ojo, que si el puto e-book y el clickismo. Hablo de la actitud salvadora de quien se cree (y por desgracia es, con y sin facebook) intocable. De quien ahora ha decidido que Mubarak se vaya y nos lo vende como revuelta popular. Qué asco por dios. Yo me voy a Amberes, dejádme.
lunes, 14 de febrero de 2011
Lo que desaparecerá
Al colocar libros sabes requetebién qué tienes y qué no, por lo que cuando alguien viene a venderte su colección o cuando encargas parte de su catálogo a algún distribuidor, adviertes en un segundo qué necesitas y qué te sobra en este momento. Las librerías no digitales tienen el "incoveniente" de la falta de espacio; de hecho puede llegar a resultar desesperante no tener más huecos y aún decenas de libros por colocar. En mi bookshop los títulos se mueven a bastante velocidad. Sin embargo, normalmente entra y sale la misma cantidad, luego es el cuento de nunca acabar. Pero me encanta este cuento.
En Skoob, a los tres o cuatro meses de estar trabajando, comienzas a formarte en el arte de poner precios. Se precia individualmente, título a título. Con los libros fáciles el proceso puede convertirse en algo muy mecánico. Hay libros y ediciones que siempre serán, por ejemplo, 3 libras. Aún así, no consideras fácil del todo ninguno hasta que no le has puesto precio varias veces (a distintas copias). En general, de todos modos, por cada libro fácil te suele tocar otro difícil.
Para decidir los precios utilizamos principalmente dos fuentes: amazon.co.uk y addall.com. A veces es preciso recurrir a amazon.com ya que el mercado americano puede también ofrecerte "pistas". Las pistas que buscamos son sencillamente saber cuánto costaría comprar tal o cual título por internet. Nos fijamos en el precio más barato y solemos añadir 3 libras más, de modo que si un libro online te cuesta 0.01 pounchis, en la bookshop lo venderemos a 3. Es decir, el libro te cuesta lo mismo en ambos sitios, puesto que los portes dentro del Reino Unido son como mínimo 2.75 libras. Hay, por tanto, que tener en cuenta si el precio más bajo está en el UK o en EE.UU. o en Sudáfrica, Japón, Holanda o España y añadir el equivalente a los portes correspondientes de cada país a otro. Por supuesto queda un amplio margen para el juego:
- ¿Cómo tasaríais un libro cuyo precio más bajo se encuentra en Estados Unidos (0.01 dólares) pero la primera copia en el UK está a 8 libras?
Hay que tener en cuenta, además de lo ya explicado, que ninguno de los precios pertenezcan a compañías dañinas para el sector como betterworldbooks y otras que precian al buen tun-tún sin tener ni idea ni ganas. Depende además cuánto pesa el libro. La condición del mismo. El número de copias en los distintos países. Si es libro "print on demand" o si ya está físicamente listo para ser enviado. La moneda y el tipo de cambio...
Y todo esto que parece tan aburrido para mí no lo es. De hecho al contrario. Dispongo de mi propia (y gratuita) base de datos y biblioteca y cada semana me engorilo con un nuevo tema que he descubierto casi siempre al colocar libros, o al ponerles precio, y estudio o aprendo o como queráis llamarlo por mi cuenta y sin parar. Tengo mucha suerte.
viernes, 4 de febrero de 2011
By myself
Me entra mucho frío aquí dentro, en la blogosfera. Igual que necesito tocar un libro, necesito algo más que una pantallita con imágenes o texto. En todos los ámbitos.