sábado, 25 de septiembre de 2010

Cartas a Diana

Querida Diana,

Te pasas un mogollón. De bella y de plebeya. Ojalá menos gente fuera como tú, las superficiales terminan cansándome. Anoche tuve un sueño, bastante ñoño, será mejor que no te lo cuente. Ibas con tu bici sin pedales y te reías de las castañas. Dabas miedo, te lo digo. Me desperté con un sobresalto que pa qué y ¿adivina? No quedaban cornflakes. Ni leche. Ni siquiera era mi casa, aunque ya tenía media cocina fregada. Volví a despertarme y no he abierto los ojos todavía, no vaya a ser que sea jueves. Los jueves me toca ordenar los peluches, cepillarlos y bautizarlos. No es un bautizo católico, de hecho la ceremonia se parece más a un puerro, verdiblanco y alargado. Por favor no me pidas que te lo explique. ¿Por qué siempre vas de rosa chicle? Te pega.

Con cariño real,

Lucía.


Londres, a 27 de junio de 2010.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Ampliando horizontes


Teniendo en cuenta que no me drogo ni escribo poesía, ¿qué mejor manera de sobrellevar un desquicie emocional mañanero que conducir hasta Oxford y vuelta? Desgañitándome con la Wainwright y descubriendo a Lucinda Williams. Me compré el disco de ésta última (Car wheels on a gravel road) en Notting Hill hace ya varios Reyes, pero hasta HOY no lo había escuchado in sirio. ¡Qué tía! Maravilla. Está súper frustrada todo el disco, igualita que una que yo me sé...

El Jefe ha decidido repartir responsabilidades y, no sólo rotamos Polaca II, el Compi y yo como managers cada 6 semanas, sino que a veces me toca coger la furgoneta y hacer de transportista. Esto de ser la única con carnet de conducir es lo que tiene. Suelo ir sola, con mis cajas de libros claro. No llega a dos horas de trayecto, verdes paisajes - en ocasiones, como hoy, muy pasados por agua - y tranquilidad al volante. No hay prisa. Llego a Oxford, descargo (estoy labrándome unos musculeitors que ya veréis), cargo otras cajas que los de Oxford han preparado para Londres y me vuelvo. Mira qué manera más maja de pasar uno de mis cuatro días laborables.

Transportista sexy con amichis ídem



Ésta podría ser una de las historias:


Él ya está más cerca de los sesenta que de los cincuenta. Trabaja tranquilo, algún día se jubilará y podrá dedicar más tiempo a la fotografía.


Ella cumple veintinueve en un mes, pero repite a menudo que pronto será treintañera. Trabaja contenta, aunque no quiere dedicarse a esto toda su vida. El otro día llegó a su casa un nuevo invitado, el hermano pequeño de una amiga de siempre.


Él tiene dieciocho años y se ha mudado a Londres para convertirse en estrella de rock.


Ella se siente muy mayor a su lado. Si no hubiera esperado a terminar la carrera para marcharse de España. Si hubiera sido sido más consciente, más valiente... si no... si hubiera... pero no fue así.


Nadie puede asegurarle que, de haberse independizado a los dieciocho, ahora, a los casi veintinueve, estaría libre de horarios y saliendo adelante como escritora.


Nadie puede profetizar si dentro de once años el de dieciocho habrá triunfado en la música y no deberá responder a horarios ni jerarquías.


Igual que tampoco nadie puede adivinar si el de casi sesenta llegó o no a perseguir seriamente, cuando era más joven, sus capacidades como fotógrafo. Lleva treinta años al frente de una reconocidísima librería de segunda mano en Bloomsbury. Hace ya tiempo que dejó de cargar peso, desde que la espalda le crujió una mañana al apilar más y más cajas y tuvo que guardar cama dos meses.


La de casi treinta lleva poco más de dos años en la misma librería, recientemente galardonada con el premio a la "mejor" de todo Londres. No lleva (aún) demasiado mal el esfuerzo físico brutal que supone mover de un lado a otro tantas cajas repletas de libros, muy pesados. Es como ir al gimnasio pero cobrando: biblioteca y ejercicio dos en uno.


El de dieciocho tiene pensado visitar pronto la librería. Quiere comprar algunos clásicos. Se imagina a sí mismo saliendo por primera vez de una bookshop con dos bolsas rebosantes de Sterne, Swift, Dickens, Austen, Brontë, Zola, Flaubert. Ediciones pequeñas y baratas que comprará más con los ojos que con la cabeza.


Dicen que cada vez que eliges pierdes seguro, ganas a veces.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Sobre escogidos

El Inglés aprende español. La Española aprende ruso. La Polaca aprende italiano. La Australiana aprende francés.

Tengo que acordarme de no decirle nunca al Compi cual es mi Blog, pues a partir de mañana seré su ilustre Spanish teacher.

Mi blog es mío, receptor contento de despotricaciones varias. Los ánimos en la Bookshop andan caldeados, y de mí se espera que sea la parte divertida, como siempre. Albergo los secretos de mis cuatro compañeros, secretos que incumben a unos y a otros.

MIS secretos los comparto, entre elegidos claro está, no se los vomito a un solo escogido y ahí te las compongas, escogido. Best friends los justos, ¡hombre ya!

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Compañeros en apuros

Soy la primera esclava que no se queja. ¿Se pueden quejar los esclavos anyway? Soy una esclava de los abrazos (suena a pastel pero es guay). Cada cierto tiempo, Polaca II no puede más y grita: ¡¡¡¡abrazo!!!! Y, como si de la sintonía de mi móvil se tratase, dejo todo lo que estoy haciendo y corro a sus brazos. Pobrecita, es tan dramática.

Hoy ha tenido que deletrear a alguien por teléfono la palabra Amazon; hoy ha tenido que explicarle a una mujer que llamaba desde Francia la imposibilidad de enviarle unos libros si no nos paga primero, bien con tarjeta vía telefónica, bien mediante cheque. "Vosotros mandadme los libros y, SI ME GUSTAN, os envío un cheque por las molestias".

¿Molestias? ¿Si me gustan?

El ranking de Clientes Majaderos no da abasto. Polaca II se ha marchado a las 5pm y a los pocos minutos ha venido un Cliente Majadero, otro, que me ha pedido la hoja de reclamaciones porque hace dos meses Polaca II le cobró unos poemarios mal cobrados. Él asegura que le dio un billete de 20 pounchis y ella le dio cambio de 10.

.....

Ha puesto la reclamación y acto seguido la he llamado para darle las malas nuevas, pero el abrazo a distancia todavía no me sale bien.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Diez años de amoooooooor

Hoy renové el Carnet de Conducir. Casi seguro que hace 10 años, cuando por fin me lo saqué a la sexta (maldito profesor de autoescuela que en pleno examen gozaba pisando el freno para desacreditarme) no pensé en qué sería de mí una década después; y, si lo hice, I don't remember. Yo entonces era joven y despreocupada, como ahora pero en moreno.

Hoy es una década después. Tela. Menudo vértigo. ¿Y qué he hecho en estos diez años?

- Una licenciatura.

- Una diplomatura.

- Vivir en 10 casas, en 5 ciudades, 2 novias serias.

- He visto a Emma Thompson cara a cara.

- Ya me gusta el zumo de naranja, pero sigo aborreciendo el cocido.

- He leído mucho, escrito menos, me han publicado algo.

- He descubierto qué eneatipo/s fui y soy, o lo que es lo mismo: la chica automática es sólo el título de mi blog.

- Llevo más de cinco años trabajando como librera.

- Me he enamorado. El orden de los factores no altera el producto.

- No quiero hacer más lista. Viajé bastante.


¿Y qué ocurrirá en los próximos diez años? A los 38 me tocará otra vez renovar el carnet, hopefully. ¿Seguiré siendo librera, soltera, sin hijos, sin escribir, rubia, talla 38, vista de lince, alérgica a los tacones? Podría ponerme a llorar, aunque en realidad creo que no es nada, será que mi cuerpo ya no está acostumbrado al calor de Madrid.


Postdata cursi: el derecho a ser te lo otorgas tú, no el dinero.