Te pasas un mogollón. De bella y de plebeya. Ojalá menos gente fuera como tú, las superficiales terminan cansándome. Anoche tuve un sueño, bastante ñoño, será mejor que no te lo cuente. Ibas con tu bici sin pedales y te reías de las castañas. Dabas miedo, te lo digo. Me desperté con un sobresalto que pa qué y ¿adivina? No quedaban cornflakes. Ni leche. Ni siquiera era mi casa, aunque ya tenía media cocina fregada. Volví a despertarme y no he abierto los ojos todavía, no vaya a ser que sea jueves. Los jueves me toca ordenar los peluches, cepillarlos y bautizarlos. No es un bautizo católico, de hecho la ceremonia se parece más a un puerro, verdiblanco y alargado. Por favor no me pidas que te lo explique. ¿Por qué siempre vas de rosa chicle? Te pega.
Con cariño real,
Lucía.
Londres, a 27 de junio de 2010.